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A Bono no lo detienen ocho infartos; sigue en 'Defendiendo al cavernícola'

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El comediante, quien ha incursionado en cine, teatro y televisión, en escenas del monólogo que se presenta en el Centro Cultural San Ángel. Foto Medios y Media
30 de agosto de 2021 09:12

Ciudad de México. Una noche, César Bono dijo hasta mañana a su familia y se fue a dormir sin ningún dolor ni síntoma, pero despertó con inmovilidad del lado izquierdo del cuerpo después de haber sufrido ocho infartos cerebrales.

Todos en una noche, reina, recordó el actor, con más de medio siglo de trayectoria, quien ha perdido gran parte de su movilidad y superado un infarto del corazón, entre otras enfermedades, como el Covid-19, pero se mantiene activo tanto en televisión como en teatro con la obra Defendiendo al cavernícola.

He estado al borde de la muerte varias veces, por salud y accidentes; una vez nos balacearon en una gira, me agarraron a pistolazos en la cabeza, entre otros hechos en los que he estado en peligro, contó el actor a La Jornada.

Añadió: “Mis problemas de movilidad son del lado izquierdo, pierna, mano, brazo, pero puedo hablar, trabajar y hacer series para los estadunidenses, estar en el programa televisivo Vecinos, participar en la película Mirreyes vs Godínez y protagonizar Defendiendo al cavernícola”.

Acerca de las diferencias

Este monólogo, que se estrenó hace 20 años, es una gran satisfacción para Bono, pues continúa con éxito en cartelera. La obra habla sobre las diferencias entre hombre y mujer desde la época de las cavernas; desde entonces se dice que el sexo masculino siempre ha sido proveedor, porque salía a cazar y regresaba con carne, y ahora yo salgo por la chuleta, como decimos en México.

Lo cierto, es que desde muy joven César Bono trabajó de manera incansable para “ser independiente económicamente; después tanto trabajo me ha ayudado a mantener a cuatro hijos –ahora a un par de ellos–, a dos exposas y a gente que ha estado a mi alrededor”.

La actuación, recordó, aunque ha sido su vida, incursionó en ella porque quería ser director, pero pensó primero que debía aprender el lenguaje de los intérpretes, lo cual resultó que no era cierto, porque puedes estudiar dirección, sin tener que ser actor y eso fue hace más de 50 años; tenía 16, ahora, 70.

Su actividad artística, si bien, comenzó de manera experimental en teatro (en las calles de Cuernavaca y en recintos de Ciudad Universitaria) y en cine (en Lobo estepario), la única diferencia con lo profesional, era que no cobraba.

De esos inicios, relató: Mi primera obra fue al lado de Carlos Ancira, Ignacio López Tarso, Héctor Bonilla y Augusto Benedico, grandes y primeros actores, pero en ese montaje ya ganaba algo de dinero.

De la versatilidad actoral se recuerdan las obras de teatro como Malcom contra los eunucos, Godspell, La isla, La depresión, Dreyfus, La fierecilla domada, Nunca en Domingo, La pulga en la oreja, Qué lío con este trío, Sexy Laundry y Amor eterno. A Vecinos, su éxito televisivo, le antecedieron La familia Burrón, Topo Gigio, Mi secretaria, Hogar dulce hogar y Diseñador ambos sexos. En cine, suma cerca de un centenar de filmes, entre los que se encuentran Mecánica Nacional, Los albañiles y Matineé.

La vida me ha dejado sorprendido muchas veces

El comediante, quien aseguró que la vida me ha dejado sorprendido muchas veces, comentó que de manera, paradójica, los premios que ha recibido no han sido por comedia, sino por sus incursiones en otros géneros.

Con un tono de añoranza puntualizó: “Un poquito en broma, a veces, digo que lo único que me falta hacer -–que lo hice por primera vez a los 24 años– es cabaret, además de teatro y televisión, pero ya no lo hago porque acabaron con la economía y la seguridad; ya no existen esos lugares”.

Cuando “era chavo uno podía escoger si quería ir en la noche a escuchar música ranchera, romántica o ver un show cómico; sin embargo, hoy más vale que escojas un canal de televisión, porque no hay a dónde ir a tomar una copa y escuchar –como lo hacía antes– a Vicente Fernández o a Enrique Guzmán; había una gran variedad” en la vida nocturna de México.

Entre lo divino de la época, César Bono mencionó a Luis de Alba, Héctor y Alejandro Suárez, Manuel El Loco Valdés, Xavier López Chabelo, Adalberto Martínez Resortes y Antonio Espino y Mora Clavillazo. Sin embargo, también era muy padre cuando la señora Margo Su reunía a todos los cómicos en el Teatro Blanquita, a lo cual llamaba un bululu, no sé por qué, pero era divertido.

A sus 70 años de edad, César Bono subrayó su convicción de llevar sonrisas y alegría a las personas, con su energía puesta en el escenario del Centro Cultural San Ángel, donde continuará con funciones de Defendiendo al cavernícola, producida por Morris Gilbert y Mejor Teatro.

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