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"El miedo ha sido muy útil para limitar la presencia infantil"

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Susana Sosenski presentará el libro acompañada por Gabriela Pulido, Martha Santillán y Ana Carolina Ibarra en el canal UNAM-Históricas en YouTube. Foto cortesía Grano de Sal
29 de agosto de 2021 10:11

Ciudad de México. La discusión sobre el regreso a la escuela de niños y niñas dada la pandemia de Covid-19 está vinculado con la forma en que a través de la historia el miedo ha sido muy útil para limitar la presencia infantil en el espacio público, sostiene la investigadora Susana Sosenski, autora de Robachicos: historia del secuestro infantil en México (1900-1960), que será presentado este martes.

La especialista en temas de infancia menciona en entrevista que esta situación también está marcada porque “no hemos tenido un Estado, gobierno o sistemas de justicia que se hayan interesado en defender la independencia, autonomía y seguridad de los niños en el espacio público.

Se va construyendo una idea de que el lugar por antonomasia de seguridad para la infancia es la casa, lo cual cobra relevancia por la emergencia sanitaria y la forma en que concebimos a la infancia y el espacio público, excluyente para ella, agrega la autora del texto coeditado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México y el sello Grano de Sal.

Susana Sosenski añade que, si bien lo principal es conservar la vida, cuando los índices dicen que es mínima la posibilidad de enfermar, ¿por qué nos empeñamos en seguirlos encerrando?, y en este escenario, ¿qué tipo de individuos vamos a formar, en términos de solidaridad, de construcción de comunidad, de pensar en el otro, de elaboración de discusiones colectivas?

Generación de estereotipos

La doctora en historia por El Colegio de México se ha interesado, refiere, en niños y niñas como actores sociales en la historia de México muy desdibujados por la estructura y la narrativa histórica, con investigaciones sobre el trabajo infantil, la forma en que son convertidos en consumidores y sus voces, que cuentan con un increíble pensamiento político.

Sostiene que en la actualidad las decisiones se han cargado hacia lo médico. Hay un autor que me gusta, David Altheide, quien dice que los esfuerzos de control social siempre se justifican muy fácil si decimos que es para proteger a la infancia. Es el miedo de los adultos, pero no se consultan las voces infantiles.

Refiere que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos acaba de mostrar los resultados de una consulta en que los niños quieren regresar. Tiene que haber un diálogo entre las visiones y necesidades infantiles con lo que los adultos hacemos para protegerlos, pero al encerrarlos, qué espacios construimos para que estén y para que puedan socializar. Es una pregunta que no puedo contestar con los niños en el encierro.

Relata que se interesó por el tema dados los altos índices de desaparición en México de niños y adolescentes. Encontré que las primeras alusiones al tema del roba-chicos, que se escribe así al principio, empiezan a aparecer en los albores del siglo XX en la prensa mexicana, aunque ya entonces tiene larga data.

“Este libro es también sobre cómo se va construyendo una historia del miedo con relación a la infancia y de ésta en el espacio público, y cómo los medios de información y de entretenimiento van contribuyendo a esa construcción social y cultural del miedo a que la infancia transite el espacio público.

“Los medios, por ejemplo, no se preocupan tanto por las decenas de niñas pobres desaparecidas en la ciudad ni les dedican pequeñas notas, pero cuando desaparecen niños de clases media y alta, los casos son llamativamente mediáticos.

Fomenta un clima incluso de linchamiento. Hay muchas notas que alientan a tomar justicia por propia mano. Construyen imágenes estereotipadas, ficcionales de los robachicos muy ligadas con la alteridad, como las comunidades gitanas, chinas y afrodescendientes del México de los años 40 del siglo XX.

Genera el discurso, continúa Sosenski, de que el lugar de los niños no es la calle y de que las madres siempre deben acompañarlos. Sobre todo a partir de 1945, con el caso muy mediático del niño Fernandito Bohigas, despuntan todos estos miedos y los discursos hegemónicos. El espacio público que en teoría debería ser para todos y todas, pues no es un lugar para la infancia y se va naturalizando eso.

Sobre la situación actual, Susana Sosenski recuerda que “los índices de secuestros infantiles en México suben de forma exponencial a partir de 2006. “No es fortuito. La guerra emprendida por Felipe Calderón contra el narco es el auge de secuestros infantiles.

Termino la investigación en los años 60 del siglo pasado. Ya no reviso el tráfico de órganos posterior. Viene una historia de secuestros con fines de extorsión, de prostitución de niños y niñas. Eso es impresionante.

Susana Sosenski presentará el libro Robachicos: historia del secuestro infantil en México (1900-1960) el 31 de agosto a las 18 horas, acompañada por Gabriela Pulido, Martha Santillán y Ana Carolina Ibarra. A través del canal UNAM-Históricas en YouTube.

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