Kabul. Dos atacantes suicidas y hombres armados atacaron a multitudes de afganos a las afueras del aeropuerto de Kabul el jueves, transformando una escena de desesperación en una de horror en los últimos días de intensos operativos para evacuar a personas que desean huir de Afganistán luego de la retirada estadounidense y del ascenso del Talibán al poder. Por lo menos 73 personas murieron, 60 de ellos afganos y 13 militares estadunidenses, informaron autoridades.
El general Frank McKenzie, quien está a cargo de la evacuación, dijo que los ataques no detendrán a Estados Unidos en su tarea de evacuar a sus ciudadanos y a otros aliados. McKenzie, jefe del Comando Central, indicó que hay una enorme presencia de seguridad en el aeropuerto y también se utilizan rutas alternas para llevar a los evacuados hasta el lugar. Alrededor de cinco mil personas aguardan a abordar vuelos en el aeropuerto, recalcó.
Los estallidos ocurrieron horas después de que funcionarios de Occidente advirtieron sobre un posible ataque y llamaron a las personas a abandonar el aeropuerto. Pero muchos hicieron caso omiso a la recomendación en su desesperación por salir del país antes de que Estados Unidos concluya oficialmente su presencia en Afganistán el 31 de agosto.
El grupo Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de los ataques en su canal de noticias Amaq. La filial de ISIS en Afganistán es mucho más radical que el Talibán, que recientemente tomó el control del país en un avance vertiginoso. Se cree que el Talibán no estuvo involucrado en el atentado, mismo que condenó.
De los militares estadunidenses que perecieron en los ataques, 11 eran infantes de Marina y uno médico de la Armada. Otro militar murió horas más tarde, informaron funcionarios de Washington. Otros 18 efectivos habían resultado heridos y las autoridades advirtieron que el saldo podría aumentar. Más de 140 afganos fueron lesionados, añadió un funcionario de Afganistán.
Una de las bombas estalló junto a un grupo de personas que estaban paradas en un canal de aguas residuales bajo un intenso calor. El estallido arrojó a sus víctimas hacia el agua fétida. Personas que poco antes esperaban abordar aviones para salir de Afganistán cargaban a los heridos hasta las ambulancias, con sus propias ropas empapadas de sangre.
Emergency, una organización benéfica italiana que opera hospitales en Afganistán, dijo que había recibido al menos 60 personas que resultaron heridas en el ataque al aeropuerto, además de 10 que estaban muertas cuando llegaron.
“Los cirujanos trabajarán hasta altas horas de la noche”, dijo Marco Puntin, gerente de Emergency en Afganistán. Los heridos desbordaron la zona de triaje hacia el área de fisioterapia y se estaban colocando más camas, añadió.
El funcionario afgano que confirmó el número total de víctimas afganas habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a los medios.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo que una explosión ocurrió cerca de una entrada del aeropuerto y otra a poca distancia cerca de un hotel. McKenzie señaló que claramente algún fallo en el aeropuerto permitió al atacante suicida acercarse a la puerta.
Comentó que el Talibán ha estado revisando a la gente afuera de la entrada, aunque no había indicios de que los talibanes hubieran permitido de manera deliberada que los ataques fueran perpetrados. Señaló que Estados Unidos ha pedido a los comandantes del Talibán que refuercen la seguridad alrededor del aeropuerto.
Adam Khan estaba esperando cerca cuando vio la primera explosión frente a lo que se conoce como la puerta Abbey. Dijo que al parecer varias personas habían muerto o resultado heridas, o incluso algunas habían sufrido mutilaciones.
La segunda explosión se produjo en el Hotel Baron o en sus inmediaciones, donde en los últimos días se dijo a muchas personas, incluidos afganos, británicos y estadounidenses, que se reunieran antes de dirigirse al aeropuerto para su evacuación. Más tarde se escucharon otras explosiones, pero el portavoz del Talibán, Zabihullah Mujahid, dijo que algunas de las detonaciones fueron realizadas por las fuerzas estadounidenses para destruir sus equipos.