Nochixtlán persigue a Arturo Peimbert. Primero como Defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, cuando, el 19 de junio de 2016, policías ultimaron a ocho habitantes, hirieron de bala a más de 100. Ahora, como fiscal general del estado de Oaxaca, ante la desaparición forzada y ejecución extrajudicial, el pasado 26 de marzo, de Claudia Uruchurtu, a manos de la alcaldesa Lizbeth N. y su guardaespaldas, apodado Centinela.
Claudia, objetora de conciencia que vivió en Inglaterra, regresó a vivir al pueblo donde nació, para encontrarse con un gobierno local corrupto, al que no se cansó de denunciar. Allí fue asesinada.
Su crimen, dice Peimbert a La Jornada, puso al descubierto una gravísima trama delictiva en la entrada de la Mixteca oaxaqueña.
A continuación, partes relevantes de esta conversación.
–¿Quién fue Claudia Uruchurtu?
–Claudia era una nochixteca que vivió un tiempo en Europa. Sus hermanas tienen doble nacionalidad, inglesas-mexicanas, muy relevantes por sus aportes en la ciencia y la arquitectura. Claudia vivió con ellas. Se estuvo reponiendo de un cáncer muy grave, que logró vencer. Es cuando decide regresar a su tierra, Nochixtlán, Oaxaca.
“Había vivido allí de niña, su madre ahí sigue. Retorna hace tres años, para recuperarse del cáncer, atender con mayor calidad a su hijo por el padecimiento que tiene y estar cerca en la vejez de su madre.
Le toca a ella vivir un Nochixtlán herido por la matanza contra la población que ejerció la Policía Federal, y las policías municipal y estatal. Las secuelas de esa masacre perviven. Desde el 19 de junio de 2016 a la fecha no hay detenidos, ni responsables, ni judicialización alguna. Existen declaraciones de personajes relevantes de la vida pública, pero el hecho sigue impune. Ello ha deteriorado la vida comunitaria.
–¿Cómo se involucra en la lucha cívica?
–Acostumbrada a vivir en libertad, como en Inglaterra, le llama la atención la corrupción y deficiencia de servicios. Se hace objetora de conciencia. Critica y señala errores en la administración pública municipal.
“Nochixtlán fue eternamente priísta. Pero tras la matanza del 19 de junio y la convulsión social, Morena empieza a gobernar, a través de una mujer: Lizbeth N.
La Mixteca es una de las regiones más pobres del país. Nochixtlán tiene uno de los presupuestos más altos dentro de la región. La alcaldesa de Morena, es señalada permanentemente por Claudia. Ella denuncia desfalcos y omisiones a la administración municipal y documenta desvíos, ilegalidades e irregularidades por millones de pesos. Lo hace ante los órganos electorales de Oaxaca y la Auditoría Superior de la Federación.
–¿Formó algún comité ciudadano?
–Había un grupo de seguidores integrado por los inconformes con la edil, sin liga política. Era una expresión ciudadana genuina.
“En una visita que hace el Presidente de la República, Claudia intenta entregarle la información. Fracasa, pero del municipio interceptan el reporte. Ese es el punto de inflexión, donde se decide ponerle fin a la vida de Claudia.
“A uno de los proveedores del municipio no le pagan y se monta una protesta ante la alcaldía, Claudia incluida. Esa noche, cuando termina la movilización, y Claudia se va a casa, la empieza a seguir el escolta personal de la edil. Esta persona no es nochixteco, ni mixteco, es del Istmo de Tehuantepec. Le apodan Centinela, tiene antecedentes por violencia y posiblemente está ligado a actividades ilícitas en el Istmo de Tehuantepec.”
–¿Crimen organizado?
–Crimen organizado y escolta de la alcaldesa. Centinela es el encargado de la seguridad y de desaparecer y ejecutar a Claudia Uruchurtu.
“Centinela da instrucciones a otro funcionario. Éste toma una camioneta, se asegura de que lleve un arma y siguen a Claudia. En un punto que consideran ciego, la golpean y la suben a una pick up pequeña de modelo reciente. Conducen fuera de la comunidad, 13 o 14 kilómetros rumbo a la montaña, hasta un punto limítrofe.
“Centinela pide al chofer que vigile mientras él baja a Claudia a golpes. La pasa a una pluma que divide una comunidad de otra. Allí, la ejecuta de tres tiros. Hay una alerta de que pueden estar siendo observados y deciden huir, abandonando el cuerpo.”
–¿Cómo puede usted saber todos estos detalles?
–Esta imputación cuenta con 92 pruebas que aportamos a los jueces para que se pudiera dar la vinculación al proceso. Van desde lo científico, a lo jurídico y testimonial.
“Tenemos un gran testimonio, que nos arroja la población. Aquí jugó un papel muy importante el que yo conociera de manera muy cercana Nochixtlán. Fue la comunidad la que coadyuvó con mi investigación. Esta ejecución se da a días de que el Congreso me nombra fiscal. Era muy complicado tomar el control de la Agencia de Investigación del estado de un caso tan relevante. El apoyo de la ciudadanía fue fundamental.
“Este apoyo tiene un punto culminante cuando la comunidad convence a un participante del delito para que testifique de manera amplia y señale las responsabilidades que tuvieron cada uno de los involucrados, incluyendo él mismo. Con esta gran testimonial, podemos amarrar los elementos tecnológicos y científicos.
Hicimos una serie de trabajos en telefonía. Generamos diseños de Azimut para sacar las posiciones de los que hoy sabemos que participaron. Recabamos pruebas que tienen que ver con los aparatos de radio comunicación que se utilizaron, telefonía, pruebas biológicas y genéticas. Pudimos concatenarlas a los testimonios que tenemos. Eso nos permitió hacer el planteamiento jurídico.
–El que la alcaldesa pertenezca a Morena, ¿significó un problema?
–La verdad no. Me parecía algo muy relevante. Cuando las investigaciones comenzaron a arrojar información de que estaba involucrada la edil, hubo una preocupación personal. Y, no voy a decir que no, hubo una presión de algunos políticos locales, que son representantes federales, ligados a Morena, sobre mis investigaciones.
Empecé a tener una presión importante. Pero, la investigación la hicimos de la mano de la Comisión Nacional Antisecuestro y de la Subsecretaría de Seguridad Pública Federal. Los elementos tecnológicos, la concatenación de las pruebas y la investigación de tierra la trabajamos junto a ellos, compartiendo su tecnología y trabajo de tierra. Cuando estas presiones políticas empezaron, hubo una respuesta muy positiva, incluso del Presidente. En su mañanera habló el caso con toda la información en sus manos. Dijo que se acababa de sancionar e investigar y que existía una detención de probables responsables, ligados a Morena, y que no habría impunidad. Eso ayudó mucho.
–¿La alcaldesa estaba haciendo negocios o expresaba una red de intereses más amplia?
–La dificultad en este caso no es política, sino delincuencial. Nochixtlán representa un interés muy importante para los criminales: es la entrada de la Mixteca, la más importante.
Son rutas para el trasiego de drogas o de narcóticos, armas, autos robados y migrantes. Es una red muy articulada que permite el tránsito no detectable hacia Guerrero y Puebla, en la que se mueven intereses sumamente poderosos en términos económicos. La Costa de Oaxaca, desde Guerrero hasta Chiapas, es un corredor muy relevante para esos intereses pero, como tienen tanta carga de tráfico, necesitan rutas efectivas. La Mixteca es perfecta para ellos.
–¿No llama mucho la atención un movimiento de esta magnitud?
–Lo hacen de manera bastante cuidada. Pero se facilita también por la corrupción. Por eso cambiamos a personal de la Mixteca y del Istmo. Esa colusión de delincuentes con instituciones de procuración de justicia, seguridad pública y autoridades municipales, pero, sobre todo, policías municipales, permite que sea un lugar perfecto para traficar drogas y personas.
–¿La presidenta municipal está ligada a estas redes delincuenciales?
–No podemos descartar esto como línea de investigación. Lo estamos profundizando. Es notable que quien ejecuta a Claudia Uruchurtu es Centinela, que controla la seguridad pública municipal y tiene antecedentes delincuenciales en el Istmo de Tehuantepec.
–¿Cuál es la importancia de este caso?
–Es relevantísima, porque gran parte de la impunidad en Oaxaca y en el sureste mexicano se da con la complicidad de autoridades municipales. La seguridad municipal, la estatal y los operadores de las fiscalías habían favorecido este modelo de gestión delincuencial. En él, las autoridades municipales juegan un papel activo-negativo, al ser omisos en la seguridad pública municipal.
“No podemos dar un fuerte golpe a las actividades criminales de alto calado, si no empezamos por las células a escala municipal que afectan a la gente. Estos delincuentes ejercen simultáneamente el poder público y el delincuencial. Son muy peligrosos, porque hacen menos valoraciones de estabilidades políticas y sociales y se animan a correr riesgos.
Hoy tenemos la detención de los probables responsables intelectuales y materiales de la desaparición de Claudia, pero aún no logramos dar con sus restos, a pesar de haber hecho esfuerzos sumamente importantes.
–¿Cuál es la situación hoy de la edil y de Centinela? ¿Quién más forma parte de esta trama criminal?
–Está el abogado de la alcaldía, la pareja sentimental de Centinela y los testigos. Todos, detenidos. Lo hemos resuelto en un tiempo muy corto. Llevamos cuatro meses en la fiscalía y hace dos que tenemos estos resultados. Esto nos permite dar una señal de que vamos a investigar caiga quien caiga.