Ciudad de México. Usar las divisas del Fondo Monetario Internacional (FMI), que corresponden a México, para adelantar el pago de la deuda es “una vía correcta”, permite reducir el saldo absoluto de los requerimientos y liberar recursos que estaban destinados a ese fin, consideró Ángel García-Lascurain Valero, presidente nacional del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
Explicó que los derechos especiales de giro (DEG), el activo de reserva internacional entre los países que integran FMI, no son una línea de crédito flexible y por tanto no están sujetos a las mismas regulaciones. Al final son dividas cuya liquidez es “relativamente limitada”.
Por la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se usarán alrededor de 12 mil millones de dólares que corresponden a México para pagar por anticipado obligaciones de la deuda, en lugar de que esos recursos pasen a las reservas internacionales del Banco de México; estas últimas, mencionó el mandatario, “han crecido mucho (...) además les pagan muy poco de rendimiento”.
El 2 de agosto, como parte de las medidas para apuntalar la liquidez mundial en el marco de la crisis por Covdid-19, la Junta de Gobernadores del FMI aprobó una asignación general de DEG, equivalente a 650 mil millones de dólares, que se repartirá en los distintos países como proporción con sus actuales cuotas.
En conferencia de prensa García-Lascurain detalló que a México corresponden alrededor de 12 mil millones de dólares; y al estar en DEG, asignarlos al pago de obligaciones financieras “es una vía correcta para poder disponer de los recursos, permite ya sea reducir el saldo absolutos de la deuda, (lo) que fortalece a la economía en general, pero también puede ser un camino para liberar liquidez, liberar recursos que estuvieran previamente etiquetados para el pago de esa parte de la deuda”.