Cuernavaca, Mor., Organizaciones ambientalistas, activistas e integrantes del Consejo Consultivo Estatal de Desarrollo Sustentable en Morelos, exigieron al presidente municipal de Cuernavaca Antonio Villalobos Adán, y al gobernador morelense, Cuauhtémoc Blanco Bravo, clausurar de manera definitiva e inmediata el “tiradero de Loma de Mejía” que estaba cerrado desde 2010 y que fue reactivado “casi a escondidas”, en enero de este año.
Además, afirmaron, porque incumple con la norma 083 de la Semarnap, y tiene un pasivo ambiental de 420 mil toneladas de residuos sólidos que se depositaron en 2008 y 2009, y que hasta hoy, no se han remediado.
“Exigimos que el tiradero de Loma de Mejía sea clausurado definitiva e inmediatamente, y se lleve a cabo un proceso de revisión de la manifestación de impacto ambiental presentado por la empresa y del dictamen de autorización por parte de la autoridad ambiental estatal. Posteriormente, se realicen los trabajos conducentes para la remediación del sitio”, demandaron los ambientalistas.
Criticaron al gobierno estatal y al Comité de Impacto Ambiental de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) por haber otorgado la autorización para su reapertura, al subrayar que “este proceso se llevó a cabo bajo condiciones de opacidad y sin transparencia hacia la ciudadanía, y significa un crimen ambiental, ya que tal y como indica el estudio del Dr. Oscar Pohle 'Evaluación general de las condiciones hidrogeológicas del sitio de disposición final Loma de Mejía' publicado en el libro Biodiversidad en Morelos. Estudio de Estado 2 (Vol. I, 2020), el sitio incumple claramente la Norma 083 de la SEMARNAT”.
Asimismo, narraron que el manejo de residuos sólidos de la capital de Morelos está plagada de conflictos y corrupción desde 2006, cuando inició la administración del ex alcalde panista, Jesús Giles, primera administración que concesionó el servicio de recolección y disposición final de basura a una empresa de Monterrey.
Misma a la que el ayuntamiento apoyó en ese momento a construir un relleno sanitario en Loma de Mejía, ubicado en San Antón, en la parte alta al norponiente del centro de Cuernavaca.
En el trienio de Jesús Giles (+) (2006-2009), un “cuestionado” grupo de académicos de la UAEM aprobó una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que sostenía que Loma de Mejía sí cumplía con las condiciones necesarias (la impermeabilidad del suelo, entre otras) para establecer un relleno sanitario, “ocasionando una reacción en contra de cerca de 400 científicos, que convocados por el doctor José Surukhán Kermez", la rechazaron públicamente y, "conminaron al gobierno estatal a cerrar dicho relleno sanitario”.
Añadieron que “después de una visita al sitio, observaron que el terreno no solo no era impermeable, sino que contaba con varios arroyuelos en su seno y con cuerpos de agua en sus costados (las barrancas Tilapeña y Colorada). La presencia de tales cuerpos de agua representa, lo sabemos bien, un grave riesgo para los habitantes de las regiones aguas abajo, pues cuando las fugas de lixiviados (que se producen en cualquier relleno sanitario) aparecen, se contamina de manera muy importante el acuífero del cual se surten los pozos”.
Pese a esa resistencia, la CEAMA del gobierno del estado, en diciembre del 2008 permitió que tal relleno comenzara a operar, y en ese tiempo, cada día se depositaron 650 toneladas de basura más 100 toneladas de las industrias y comercios.
“Pero las críticas continuaron y la sociedad civil exigió el cierre del lugar. A consecuencia de ello, en agosto de 2010 la empresa Promotora Ambiental S. A. (PASA), la encargada de recolectar los residuos y operar el relleno sanitario, dejó de prestar sus servicios y se cerró el relleno sanitario (no sin que PASA iniciase un juicio para exigir se cumpliese el contrato establecido), dejando un pasivo ambiental de cerca de 420 mil toneladas de residuos sólidos que había depositado durante su funcionamiento”, dijeron los ambientalistas.
Por todo esto, el 4 de septiembre del 2013, el Consejo Consultivo para el Desarrollo Sustentable de la SEMARNAT emitió una recomendación que exigía la cancelación definitiva de Loma de Mejía y obligaba a la empresa PASA a reparar el sitio; dicha recomendación fue simplemente archivada y olvidada por los funcionarios de aquél entonces.
“La cuestión de la basura se ha prestado a un negocio millonario que muchos políticos han querido aprovechar. Ocho años después de esto, de manera sorpresiva la empresa Trideza reinició la operación del relleno sanitario, lo cual ha generado airadas protestas de los vecinos y la amenaza de volver a producirse una crisis por la basura en Cuernavaca”, concluyeron.
Si bien la administración municipal de Antonio Villalobos Adán reactivó, con los ejidatarios de San Antón, el tiradero de Loma de Mejía desde enero de este año, no había salido a la luz pública porque enviaban los carros de basura por la colonia Santa Úrsula, Temixco; sin embargo el 12 de julio pasado, los habitantes de ese lugar cerraron el paso a los camiones de basura que iban al relleno sanitario.
Ante esto, no les quedó más opción que subir por Chalma a partir del 19 de julio, lo que ocasionó al menos tres manifestaciones, lo que ha provocado la inconformidad de los habitantes de esa región, y agresiones en su contra de los trabajadores de la basura, sin que la FGE haya investigado hasta el momento nada.