Ciudad de México. Entre las principales economías de América Latina, México resulta en la que menores presiones en sus finanzas públicas enfrenta derivado de la emergencia sanitaria por Covid-19, pero también es donde se estima una mayor rezago del crecimiento a mediano plazo, reportó el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en ingles).
La organización detalló que el país “probablemente seguirá siendo austero en medio de un espacio fiscal limitado, una alta exposición a los cambios en el sentimiento de los inversionistas y una confianza empresarial erosionada”. En comparativos frente a Colombia, Brasil, Chile y Perú, México es donde menor déficit fiscal se prevé para el bienio 2020-2021.
Pero también, al revisar los estimados de crecimiento del IIF de los próximos cinco años, no sólo hay una caída general en esos países respecto a lo calculado previo a la pandemia, también se prevé que México sea la economía que más tarde en regresar a los niveles previos a la Covid-19 y la que menos crezca en el próximo lustro. Le siguen Brasil, Chile, Colombia y Perú, en ese orden.
El IIF recalcó que la mayoría de las economías de América Latina implementaron una política expansiva durante 2020, misma que se ha tenido que extender a 2021 dada la inconsistencia de los datos sobre la pandemia. Agregó que incluso Colombia y Chile destinarán mayor gasto en 2021 a los programas de apoyo.
La permanencia de dichos programas se debe a nuevas oleadas de virus por variantes más contagiosas, que renuevan las restricciones de movilidad y una débil recuperación de la actividad económica; lentos lanzamientos de vacunas; incertidumbre sobre la continuidad de las condiciones globales favorables; y problemas sociales y políticos generalizados.
“Creemos que el gasto de Covid-19, incluidas las transferencias de efectivo, podrían ser difícil de deshacer por completo en medio de disturbios sociales e instituciones políticas debilitadas en toda la región”, agregó el IFF.
Sin embargo, una mayor vulnerabilidad fiscal, en medio de condiciones financieras globales eventualmente más restrictivas, pesaría sobre la confianza de los inversionistas y en nuevas políticas que hacen difícil evadir un bajo crecimiento económico.
Por lo pronto, se estima que un aumento de 10 por ciento en los precios de las materias primas sumarán entre 0.2 y 0.4 por ciento del producto interno bruto (PIB) en los países de América Latina; y también ayudan a la respuesta fiscal las bajas tasas de interés en medio de una amplia liquidez global.
No obstante, los mercados de capital internos poco profundos, las debilidades institucionales, la inercia del gasto público y la capacidad limitada para aumentar los impuestos imponen límites al aumento del endeudamiento, “lo que agrava los desafíos hacia futuro en los países de América Latina”, advirtió.
El IFF detalló que “la fragilidad de las finanzas públicas en toda la región podría resultar en altos costos de endeudamiento y una presión indebida sobre los bancos centrales, lo que lastra la actividad. A medida que la consolidación fiscal está en marcha, avanzar en las reformas para atraer inversiones y transformar la recuperación en curso en un mayor crecimiento a largo plazo sigue siendo un desafío clave”.