Nueva York. La empresa israelí NSO, fabricante del programa de espionaje celular Pegasus, declaró que “ya basta” en lo que calificó como una campaña “viciosa y difamatoria” en su contra ante revelaciones de que sus clientes en por lo menos 10 países usaron su spyware contra activistas de derechos humanos, periodistas, políticos de oposición y hasta mandatarios estatales.
NSO emitió un comunicado encabezado “Ya basta” denunciando que es víctima de una “campaña de medios planeada y bien orquestada e impulsada por grupos de interés especial” y que por lo tanto “ya no responderá a indagaciones de medios sobre este asunto”.
Desde el domingo pasado cuando un consorcio de 17 medios internacionales junto con la ONG Forbidden Stories en París y Amnistía Internacional, el “Proyecto Pegasus”, empezó a revelar resultados iniciales de sus investigaciones sobre una lista filtrada de 50 mil números de teléfono elaborada a partir de 2016 que podrían ser objetivos de espionaje celular por gobiernos clientes de NSO, se ha detonado una vez más -como fue el caso con la explosiva filtración del denunciante filtrador Edward Snowden, contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos en 2013- el debate internacional en torno al espionaje cibernético masivo de las autoridades y las violaciones de derechos democráticos y la privacidad. Tambien han retornado las referencias obligatorias a George Orwell.
Cada día se han identificado a varios de los más de 600 políticos y funcionarios, casi 200 periodistas, 85 defensores de derechos humanos y 65 ejecutivos en 34 países (incluyendo México) en la lista de posibles espiados a través de Pegasus.
Entre estos están los números de un reportero mexicano asesinado, entre más de 25 periodistas mexicanos, personas cercanas al periodista saudita Jamal Khashoggi que fue ejecutado, el principal líder de la oposición nacional en India, y hasta 13 mandatarios y un rey.
Este miércoles se reportó que esa lista incluyó a la princesa Latifa, cuya fuga de Dubai y el control de su padre, fue frustrada por un comando que la capturó en un yate en el océano Indico poco después de que su número de celular fue incluido en la lista de posibles objetivos de Pegasus, según la investigación del consorcio.
Estados Unidos no parece ser cliente de Pegasus, y no fue por falta de esfuerzo de la empresa. El Washington Post reportó que NSO gastó millones para intentar conseguir negocios de agencias oficiales en la capital estadunidense, contratando a influyentes abogados, cabilderos y otros, entre ellos ex oficiales -hasta ex secretarios de Seguridad Interna y del Departamento de Justicia- en los gobiernos de Barak Obama y Donald Trump.
Aunque Washington no es cliente, la lista filtrada sí incluyó los números en el extranjero de una docena de estadunidenses: periodistas y diplomáticos y otros. El único número de celular identificado dentro de Estados Unidos fue el del jefe del equipo de negociación del gobierno de Joe Biden con Irán, Robert Malley.
En su comunicado de este miércoles, NSO Group reiteró lo que ha afirmado desde el inicio de estas revelaciones: que la lista ahora famosa de 50 mil números de celular no es de “objetivos o potenciales objetivos de Pegasus”, los números no tienen que ver con NSO, y que toda afirmación de que un nombre en esa lista es “necesariamente relacionada con un objetivo de Pegasus… es erróneo y falso”. Subrayó que su misión es “salvar vidas” al ayudar a gobiernos a combatir posibles atentados terroristas y combatir el crimen organizado incluyendo secuestros de niños. Enfatizó que sólo proveen la tecnología, “no operamos el sistema” y no tiene acceso a los datos que manejan sus clientes.
Todos los gobiernos aludidos esta semana han declarado que están investigando el asunto, dando a entender que aparentemente no estaban enterados si sus propias agencias habían comprado el programa Pegasus. En algunos casos es más complicado como el de Emmanuel Macron -quien anunció hoy que se investigará el supuesto espionaje- donde su teléfono estaba en la lista de objetivos potenciales del servicio de inteligencia de Marruecos, según reveló Le Monde el martes. Marruecos negó usar Pegasus.
Mientras tanto, el gobierno de Israel informó que evalúa las revelaciones sobre Pegasus, confirmó que aprueba las exportaciones de NSO y otras empresas de “ciber-productos”. Se reporta que ese gobierno está preocupado por el potencial impacto de las revelaciones sobre sus empresas de ese sector ante preguntas sobre si es corresponsable por el uso ilegal de Pegasus y qué tan inmiscuidas están sus agencias de inteligencia en el manejo de información recabada por esa herramienta de espionaje.
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Michelle Bachelet, declaró este miércoles en Ginebra que las revelaciones “son extremadamente alarmantes y parecen confirmar algunos de los peores miedos sobre el potencial uso indebido de las tecnologías de vigilancia para socavar ilegalmente los derechos humanos de las personas”.
Snowden comentó hoy que lo que ha revelado el Proyecto Pegasus es “un sector cuyo único producto son infecciones de vector. No fabrican vacunas, lo único que venden es el virus”.
Críticos señalan que NSO no está sola, sino que es parte de una industria global que se dedica a fabricar herramientas de espionaje y desde hace tiempo se ha propuesto elaborar regulaciones internacionales más estrictas para este sector. Pero Snowden argumenta que no hay manera de hacerlo. “Déjenme dejarlo claro: las regulaciones de exportación, licencias y evaluaciones han estado vigentes durante años. No han funcionado, y no pueden funcionar. Una moratoria en el comercio de software intensivo es la mínima repuesta creíble… cualquier cosa menos que eso y el problema se empeorará”.