Cannes. El Palais des Festivals, la sede central del Festival de Cine de Cannes, es lo más cercano a un templo cinematográfico: es un enorme bastión de salas con nombres de cineastas y pantallas de cine inmaculadas. Para ingresar, se suben unas escaleras con alfombra roja.
Pero en los últimos 16 meses, el Palais de Cannes no ha sido el hogar del frenesí cinematográfico que suele acoger cada año. El festival del año pasado se pospuso primero, luego se canceló. En su lugar, el Palais acomodó camas de hospital en los primeros meses de la pandemia. Hace unos meses, se convirtió en un enorme centro de vacunación, un “vacunódromo”.
El martes próximo, el Festival de Cannes, pospuesto de mayo a julio, finalmente abrirá sus puertas para su edición 74 y probablemente, la más crítica. Su afamada alfombra roja estará otra vez inundada de estrellas. Las pantallas se volverán a encender y, quizás, las películas volverán a animar el romance y la grandeza que estuvieron inactivos durante este año de pandemia.
“Este año es una especie de peregrinación a la Meca, o incluso más”, dijo Mark Cousins, un cineasta con sede en Escocia cuya obra The Story of film: a New Generation se estrenará el día de la inauguración en la playa de Cannes. En el Palais, Leos Carax, el director cuyas ficciones independientes reflejan sueños de cines reales, lanzará su anticipado musical Annette, con Adam Driver y Marion Cotillard.
La presión anual para organizar Cannes, uno de los festivales de cine más célebres y un portaestandarte para la pantalla grande, siempre es enorme. Sus variaciones son consideradas entusiastamente como un barómetro del arte. En el último Cannes, uno bueno, se estrenó Parasite de Bong Joon Ho, un filme que ganó la Palma de Oro de Cannes antes de ganar el Oscar a la mejor película.
Pero este año, cuando gran parte del mundo cinematográfico hibernó, la principal tarea de Cannes probablemente sea sacudir entre la gente las ganas de ir al cine. Al anunciar el programa el mes pasado, el director artístico de Cannes, Thierry Frémaux, declaró: “El cine no está muerto”.
“Cuando Thierry Frémaux me llamó después de haber visto la película, dijo: ’Hemos estado dormidos y queremos despertar y retomar el lugar donde lo dejamos”, dijo Cousins, quien también estrenará un documental sobre el productor de cine británico (y asistente frecuente de Cannes) Jeremy Thomas. “Estoy ansioso por el exceso, el aluvión, el agotamiento de Cannes”.
Cannes será el primer festival de cine importante en intentar realizar una edición básicamente completa. No habrá un componente virtual. No habrá asientos vacíos entre asistentes (con mascarillas).
Los asistentes deben estar vacunados contra el Covid-19 o hacerse una prueba cada 48 horas. Listos o no, las multitudes regresarán a la Croisette, el principal centro de encuentro de la Riviera Francesa.