París. Los observadores de los fenómenos que sacuden el cosmos detectaron por primera vez, y en dos ocasiones, la fusión de un agujero negro "engullendo" una estrella de neutrones, según un estudio internacional publicado el martes.
Los astrofísicos ya habían observado fusiones de agujeros negros entre ellos, o entre estrellas de neutrones, pero nunca hasta ahora "parejas mixtas", como lo indica un comunicado del Centro francés de Investigaciones Científicas (CNRS).
"Es el eslabón perdido que ayudará a comprender estas coalescencias (fusiones), con teorías que engloban el conjunto de estos fenómenos", dijo a la AFP la astrofísica Astrid Lamberts, principal autora del estudio, publicado en Astrophysical Journal Letters.
Los dos eventos fueron detectados con 10 días de intervalo, en enero de 2020, por los detectores de ondas gravitacionales Virgo y Ligo.
Las ondas gravitacionales son variaciones ínfimas del espacio-tiempo, provocadas por fenómenos importantes, como la fusión de dos agujeros negros. Analizando la forma de la onda, como la que provocaría una piedra en la superficie del agua, se puede determinar la distancia y las masas presentes.
Estas fusiones, bien distintas, tuvieron lugar a unos 900 millones y mil millones de años luz de la Tierra. Los agujeros negros implicados tenían respectivamente una masa de 8.9 y 5.7 veces la del Sol.
Frente a ellos, las estrellas de neutrones, de una masa respectiva de 1.9 y 1.5 veces la del Sol, no tenían ninguna posibilidad de escapar.
"Si la diferencia de masa es demasiado grande, el agujero negro lo engulle todo de golpe", explica Astrid Lamberts.
Los agujeros negros y las estrellas de neutrones figuran entre los objetos más exóticos del cosmos.
Los dos son el resultado del colapso de una estrella masiva sobre sí misma. La masa de un agujero negro es tan concentrada que la fuerza gravitacional impide que nada se escape, incluso la luz. La estrella de neutrones, aunque muy compacta, sigue siendo visible.