Ciudad de México. El fallecimiento del caricaturista político y fundador de La Jornada Antonio Helguera el viernes, a causa de un paro cardiaco, es desolador, se pierde a un artista comprometido y una gran persona
, dijo el reconocido ilustrador argentino Horacio Altuna.
En entrevista telefónica, el dibujante, quien conoció personalmente a Helguera apenas esta semana y de inmediato hubo una amistad a primera vista
, comentó que ya conocía el tamaño de profesional de Antonio, basado en un ejercicio y un trabajo permanentes
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Durante el funeral del monero, su compañero caricaturista José Hernández dijo que Helguera poseía la excepcional maestría en el dibujo a la manera del artista Ernesto García Cabral El Chango (1890-1968), así como una congruencia ideológica y crítica implacable.
El también historietista de La Jornada agregó que a su amigo y colega no le gustaba la hipocresía de los políticos de la derecha. Al mismo tiempo que los detestaba, le divertía que fueran así
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Un ejemplo de ello, contó Hernández, fue cuando hace poco Helguera le dijo: “‘¿no te da gusto que haya ganado Gabriel Quadri?, ¡vamos a tener muchísimo trabajo con ese pendejo en la cámara!’ Él disfrutaba esas situaciones, porque consideraba que eso era el mejor reflejo de la hipocresía de la derecha”.
El periodista Luis Hernández Navarro, coordinador de la sección de Opinión de este diario, también en la despedida del compañero, hizo un reconocimiento a los trazos, críticos, precisos y llenos de ironía y sarcasmo de Antonio. Destacó el valor de la creación de un estilo personal: fue un caricaturista muy influyente. Helguera se convirtió en una referencia política a la que había que atender. Se podía estar o no de acuerdo con él, pero sus opiniones pesaban, tanto que el Presidente lo incluyó en la lista de los 10 intelectuales más influyentes en la defensa de la Cuarta Transformación. No es exagerado decir que su trabajo colindaba con el arte; no se repetía, siempre tuvo la imaginación y la formación profesional para reinventarse cada día
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Para el caricaturista Rafael Pineda, Rapé, su compañero de la revista El Chamuco, Helguera no se andaba con chingaderas, porque su trabajo desbarataba la narrativa impostada y las mentiras de los medios de comunicación hegemónicos de la derecha. Helguera manejaba una venenosa pluma y era espeluznantemente rudo, porque estaba convencido de que lo teníamos que hacer los caricaturistas. Callaba las bocas de toda esa gente pendeja. En tiempos recientes estaba muy concentrado en la geopolítica, lo que pasa en América Latina y en Estados Unidos. Antes de dibujar analizaba mucho las cosas
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El caricaturista Kemchs destacó las habilidades de su amigo, su trabajo lo seguiremos viendo republicado. Algún día se tendrá que hacer la historia contemporánea de la caricatura mexicana e indudablemente ahí estará Toño; de hecho ya lo está, pero será digno de estudio todo su trabajo. Si los escritores escriben parte de la historia del país, Helguera la dibujó, lo que es muy importante, porque cuando generaciones posteriores quieran informarse sobre lo que ocurría en esta época, recurrirán a la caricatura y dentro de ellas estarán las de Helguera
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El monero José Luis Perujo, quien también se dio cita en la funeraria, comentó que su colega era uno de los caricaturistas que más admiraba. Helio y Naranjo eran los dioses, y sigue Helguera. Es una pérdida prematura. Su trayectoria iba para mucho en todo: mordacidad, dibujo, uno de los más finos del gremio, de los que te dan envidia. Imprevista y muy lamentable su muerte
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