Ciudad de México. El representante del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) Mark Manly reconoció los cambios y avances institucionales ejecutados, tanto los gobiernos de los tres niveles como la sociedad civil en los últimos años, que han permitido para dar una mejor respuesta al desafío de los crecientes flujos de refugiados y asilados a México.
Recordó que cuando llegó, hace seis años, durante la administración peñanietista, la definición de México como país de asilo “era una gran incógnita. Hoy está muy claro. Lo escuchamos de personas que llegan a la frontera sur o los aeropuertos y que ven que tienen aquí opciones; que México puede ser su país de asilo”.
Durante su intervención en un acto que conmemoró el Día Mundial del Refugiado en la Casa Refugio Citlaltépetl, donde se develó formalmente la placa que preside una escultura del diplomático Gilberto Bosques, conocido como el Schindler mexicano, indicó que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) de hoy “no es la misma institución que era hace seis años; tiene mucha más capacidad de responder”.
El director de COMAR Andrés Ramírez Silva, también presente, informó hace unos días que las solicitudes de asilo recibidas en los cuatro primeros meses de este año (de enero a abril) ya alcanzaron el volumen de solicitudes presentadas en todo 2020, más de 41 mil.
La escultura de Bosques –el representante del gobierno cardenista en Francia, que durante la Segunda Guerra Mundial gestionó las visas de miles de españoles perseguidos por el franquismo y judíos cazados por los nazis—preside desde hace tres años el patio de la casona de la colonia Condesa que en 1990 fue destinada por el entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México Cuauhtémoc Cárdenas como casa refugio, integrante de la Red Internacional de Ciudades Refugio.
Desde entonces, escritores y pensadores serbios,albano kosovares, argelinos, senegaleses, egipcios, iraníes e iraquíes, encontraron en este sitio un albergue que en muchos casos les significó salvar la vida.
También estuvieron presentes Laura Bosques, hija del diplomático de la “famosa maleta mexicana”, y varios nietos y sobrinos en la develación de la placa que, finalmente, hace oficial la presencia del diplomático en esa sede. Y en representación de la jefa de gobierno, la secretaria de Cultura capitalina Vanesa Bohórquez.
En uno de los últimos actos públicos de Manly como representante de ACNUR en México, ya que concluye su misión, el representante de ACNUR destacó los avances más visibes en la capacidad de respuesta de México: mas de 200 albergues gestionados por la sociedad civil y que “son, realmente, la columna vertebral de esta acción humanitaria”; una mayor capacidad de inclusión social y económica de las personas refugiadas, significada por el dato registrado hace apenas tres semanas, cuando se rebasó el umbral de 10 mil refugiados reubicados de ciudades en la frontera su hacia la franja norte del país.
Citó también la dotación de una clave de identificación (CURP temporal) que abre puerta el acceso a servicios públicos, el plan inclusivo de ley general de salud de 2019 y las reformas a las leyes para la no detención de niños y niñas migrantes o refugiados.
En cuanto al involucramiento de la sociedad civil, informó que son mas de 200 empresas privadas que dan empleo a refugiados y más de 200 instituciones educativas públicas y privadas que han abierto sus puertas. Entre los pendientes por lograr, señaló que los bancos aun no reconocen como válidos los documentos que emite el Instituto Nacional de Inmigración como lo establece desde hace 10 años la ley de población.