Acompañados de sus padres o abuelos, decenas de niños regresaron a la escuela primaria “Ignacio Zaragoza”, alcaldía de Iztacalco, donde casi un centenar volvió a reencontrarse con compañeros y maestros, aunque bajo estrictas medidas de seguridad sanitaria como sana distancia y uso de cubrebocas.
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Nancy Guillén, directora del plantel, reconoce que “todavía ayer me llamaron algunas mamás diciendo que había temor del regreso, pero estamos muy contentos de volver, ya lo necesitábamos tanto los niños como los maestros, y pese a todo será un buen regreso a clases”.
De acuerdo con cifras oficiales, este 7 de junio, sólo de nivel primaria, retornaron 54 escuelas públicas y 133 particulares de 15 alcaldías, a excepción de Iztapala, donde profesores y directores aseguran que la mayoría de los planteles permanecerán cerrados.
Sin embargo, en la escuela primaria “Ignacio Zaragoza” los gritos y juegos volvieron a escucharse en u patio escolar, mientras los docentes atienden en promedio a nueve alumnos por aula.
Pocos minutos antes de las 08:00 horas comenzó el arribo de los menores, quienes deberían entregar en el acceso a su escuela la “carta de corresponsabilidad”, con la que los padres señalan que verificaron el buen estado de salud de sus hijos. Minutos después ingresaron al patio escolar donde los recibieron con música y activación física.
Profesoras de la escuela destacaron que “volvemos con mucha ilusión, con ganas de reencontrarnos, sí con un poco de temor, pero ya con las ganas de que podamos ver a nuestros alumnos, y que ellos puedan reencontrarse con sus compañeros más allá de una pantalla”.
La directora Nancy Guillén señaló que si bien es un plante de tiempo completo, “por ahora sólo vamos a volver cuatro horas, y los lunes. Esperamos hacer una evaluación y ver cómo nos fue en este primer día y determinar paso a paso un retorno seguro para todos”.
Abuelos y padres de familia destacaron que “creemos que ya hay mejores condiciones para volver, bajaron los contagios de Covid-19 y las hospitalizaciones, pero sobre todo fueron ellos, los niños, los que decidieron que querían volver. El encierro ya era demasiado para ellos”.
A pesar de la alegria y el entusiasmo, muchos menores destacaron que desde casa “nos dijeron que veníamos a la escuela pero sí. Quitarnos el cubrebocas ni prestar cosas ni compartir la comida”, lo que fue difícil de aplicar, pues desde su llegada, se dieron algunos abrazos que hicieron difícil mantener en la sana distancia.