Madrid. Los niveles de oxígeno en los lagos de agua dulce templados del mundo disminuyen rápidamente, más que en los océanos, tendencia impulsada en gran medida por el cambio climático.
Una investigación, publicada en la revista Nature, revela que en los lagos estudiados en la zona templada se han reducido 5.5 por ciento en la superficie y 18.6 por ciento en las aguas profundas desde 1980. Mientras tanto, en un gran subconjunto de esos cuerpos de augua, en su mayoría contaminados por nutrientes, aumentaron cuando las temperaturas cruzaron un umbral que favorece a las cianobacterias, las cuales crean toxinas cuando florecen en forma de algas nocivas.
Toda la vida compleja depende del oxígeno. Es el sistema de soporte de las redes alimentarias acuáticas, y cuando se empieza a perder, se pueden extinguir especies
, afirmó en un comunicado Kevin Rose, autor del estudio y profesor del Instituto Politécnico Rensselaer, en Estados Unidos.
Las concentraciones de oxígeno regulan muchas otras características de la calidad del agua. Cuando sus niveles disminuyen, las bacterias que prosperan en entornos sin ese elemento, como las que producen el potente gas de efecto invernadero metano, comienzan a proliferar.
Esto sugiere la posibilidad de que los lagos liberen mayores cantidades de metano a la atmósfera como resultado. Además, los sedimentos liberan más fósforo en condiciones de poco oxígeno, añadiendo nutrientes a unas aguas ya estresadas.
Las investigaciones han demostrado que los niveles de oxígeno disminuyen rápidamente en los océanos del mundo. Muestran que el problema es aún más grave en las aguas dulces, amenazando nuestro suministro de agua potable y el delicado equilibrio que permite que prosperen los complejos ecosistemas de ese ambiente
, destacó Curt Breneman, decano de la Facultad de Ciencias.
Los investigadores analizaron un total combinado de más de 45 mil perfiles de oxígeno disuelto y temperatura recogidos desde 1941 en casi 400 lagos del mundo. La mayoría de los registros a largo plazo se reunieron en la zona templada, que abarca de 23 a 66 grados de latitud norte y sur. Además de la biodiversidad, la concentración de ese elemento en los ecosistemas acuáticos influye en la biogeoquímica de los nutrientes y, en última instancia, en la salud humana.
Aunque los lagos sólo representan 3 por ciento de la superficie terrestre, contienen una concentración desproporcionada de la biodiversidad del planeta. El autor principal del estudio, Stephen F Jane, señaló que los cambios son preocupantes tanto por su potencial impacto en los ecosistemas de agua dulce como por lo que sugieren sobre el cambio ambiental en general.
Los lagos son indicadores o centinelas
de la modificación del ambiente y de las posibles amenazas a éste porque responden a las señales del paisaje y la atmósfera.