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El City naufraga y Chelsea gana su segunda Liga de Campeones

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Tras la derrota, Sergio Kun Agüero (10), máximo goleador histórico de los Citizens y quien se despide así del equipo, llora desconsolado. Foto Afp
30 de mayo de 2021 09:57

Oporto. Esto fue una historia a la inglesa. Dos ciudades, Londres y Manchester, dos clubes de añeja tradición, Chelsea y Manchester City: un solo gol. El cuadro londinense produjo una marejada azul intensa que ahogó por momentos los planteamientos de Josep Guardiola y del City, que a pesar del deseo de levantar el título de la Liga de Campeones, la voluntad no les alcanzó. El deseo no siempre baja a los botines.

Chelsea, en cambio, conquistó la Champions por segunda vez en la historia, con un triunfo de 1-0, sólo un gol, suficiente, para derrotar al Manchester City. Un tanto que llegó casi al final del segundo tiempo y de forma un tanto intempestiva. Un despeje de portería hasta media cancha, desde ahí Mason Mount le envió la pelota para Kai Havertz, quien se desplazó endemoniado y ante una salida suicida del arquero del City, Ederson Moraes, lo eludió para definir con tranquilidad casi desde la media luna a los 42 minutos.

Chelsea añadió este título al conseguido en 2012, que fue el primero en el máximo certamen europeo. Es el décimo tercer equipo en la historia que ha ganado el certamen más de una vez.

Thomas Tuchel, entrenador del Chelsea, se apoderó del trofeo un año después de perder la final con el París Saint-Germain ante el Bayern Múnich. Esa alegría era una deuda que la expresó celebrando en la cancha tomado de la mano de sus dos hijas, quienes a pequeños saltos compartían la felicidad del futbol.

El largo y penoso camino pavimentado con millones de dólares que el City recorrió con el deseo de convertirse en monarca de Europa sigue incompleto. Guardiola lamentará probablemente haber remendado la alineación habitual con la que llegó al duelo por el título y estuvo cerca de un triplete de títulos, como los que solía lograr como entrenador del Barcelona.

El técnico español, quien sigue buscando su tercer cetro en la Champions y el primero desde 2011, ha sido criticado en los años recientes por hacer planteamientos tácticos demasiado rebuscados en los grandes partidos, confundiendo a sus jugadores y malogrando el desempeño de sus conjuntos.

Se esperaba que el City comenzara sin un delantero, Guardiola había preferido esa alternativa en los partidos de eliminación directa del torneo. Pero fue una sorpresa ver que los Citizens prescindieron también de algún especialista en la retención del balón en el medio campo. La ausencia de Fernandinho o Rodri desestabilizó al City, que lució irreconocible respecto al conjunto que dominó la temporada inglesa, coronándose en la Liga Premier y en la Copa de la Liga.

Ilkay Gundogan, el mejor anotador del City en la campaña y una revelación como volante de ataque debió concentrarse en apuntalar el medio campo. Y pasó penurias en labores defensivas.

En el gol del Chelsea, a pesar del vértigo en el que ocurrió, Mount tuvo de hecho el tiempo y el espacio para calcular su pase de precisión milimétrica, desde su propio campo y hacia el corazón de la zaga del City, partida a la mitad por un avance del alemán Timo Werner.

En vez de llegar a Werner, el balón arribó a la zona de su compatriota Havertz. Ederson salió desbocado con intenciones de achicar y alcanzó a rozar el balón con una mano. Pero el mediocampista alemán recuperó el equilibrio y definió con serenidad gélida.

Fue todo lo que requirió el Chelsea en un partido en que City jamás tuvo el control del que suele jactarse Guardiola.

Tuchel, otro entrenador conocido por su astucia, fue el claro ganador de este ajedrez, ante un rival al que suele calificar como el referente para todos los demás técnicos. Havertz era un volcán emocional. Después de una temporada de pesadilla, en un arrebato el jugador de 21 años justificó la fortuna que costó a los Blues y les dio el segundo trofeo continental para sus vitrinas.

Ese gol pagó en parte los 72 millones de libras (102. 23 millones de dólares), récord para el club, que costó su pase al Bayer Leverkusen el verano pasado.

Ese tanto también coronó una campaña difícil para Havertz, quien se vio fuera de forma al inicio de una temporada en la que además tuvo Covid-19.

“Realmente no sé qué decir. Esperé esto mucho tiempo“, dijo Havertz en el campo de juego; he esperado 15 años este momento y ahora llegó.

El flojo nivel mostrado por Havertz al inicio de temporada contribuyó a que Frank Lampard fuera despedido como entrenador del Chelsea en enero. En ese momento el alemán sólo había anotado un gol en la Liga Premier.

Incluso cuando su compatriota Thomas Tuchel se hizo cargo del equipo, Havertz siguió con irregularidad y no volvió a anotar en la Liga hasta abril.

Pero a medida que Tuchel entró en sintonía con su equipo, Havertz comenzó lentamente a mostrar la habilidad que lo convirtió en un objetivo de los clubes más grandes de Europa.

Se lo merece, ha sido una temporada difícil, dijo el capitán del Chelsea, César Azpilicueta, abrazando a su compañero de equipo en medio de las celebraciones en el campo.

“Este tipo va a ser una superestrella. Ya lo es. Nos dio la Champions y no sólo eso, corrió como un loco”.

Sabíamos que no éramos los favoritos, pero somos un grupo muy, muy fuerte. Estando todos juntos, todo es posible, destacó Tuchel tras el partido; ganamos al City dos veces antes, en el campeonato y en la copa, y lo hemos conseguido una tercera vez.

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