Roma. El papa Francisco decidió trasladar un seminario juvenil a las afueras de Ciudad del Vaticano, antes de que un tribunal penal vaticano emita su veredicto en un juicio a un ex seminarista y un ex rector acusados en relación con supuestos abusos ocurridos allí.
El Vaticano no mencionó el juicio al anunciar el martes el traslado del Preseminario San Pío X a un lugar en Roma a partir de septiembre. El preseminario es residencia para los monaguillos de entre 12 y 18 años de edad que participan en las misas papales en la Basílica de San Pedro.
El Vaticano no explicó la razón de su decisión, más allá de decir que desde hace tiempo la sopesaba y que acercaría a los chicos a sus actividades recreativas en Roma.
La presencia de dicha residencia dentro del Vaticano se convirtió en un escollo legal para la ciudad-Estado luego de que en 2017 un ex seminarista acusó a otro de haber abusado sexualmente de su compañero de cuarto en un dormitorio.
La fiscalía del Vaticano abrió una investigación y el juicio comenzó el año pasado. Los fiscales acusan al seminarista, que ahora es sacerdote, de agresión sexual contra un hombre identificado sólo como L.G. y al rector de haberlo encubierto. Ambos niegan las acusaciones.
Algunos ocupantes anteriores de la residencia han denunciado que allí imperaba un ambiente homofóbico y que los chicos más jóvenes eran intimidados. Otros, sin embargo, han testificado que los jóvenes estaban contentos allí y que el rector pasaba revista de las habitaciones por la noche y que nunca vio ni escuchó indicios de abusos.
La Ciudad del Vaticano es un estado soberano, por lo que sus propias agencias policiales son responsables de investigar cualquier delito en el seminario. La residencia era administrada por una orden religiosa vinculada a la diócesis de Como, Italia, lo que complicó la determinación de responsabilidades.
Al trasladar la residencia a territorio italiano, el Vaticano de hecho se distanciará de cualquier responsabilidad por lo que ocurra allí en el futuro.