Moscú. Ante los señalamientos de las autoridades bielorrusas de que el desvío del vuelo Ryanair el domingo pasado a la capital Minsk con un opositor político a bordo, se debió a la presunta amenaza de la organización palestina Hamas, el portavoz de esta agrupación, Fawzi Barhoum, desmintió el hecho.
"No recurrimos a estos métodos, que podrían ser obra de algunas partes sospechosas que tienen por objetivo demonizar a Hamas y afectar la compasión mundial por nuestro pueblo palestino y su legítima resistencia", dijo en declaraciones a la agencia de noticias Reuters.
Por su parte, el director aéreo del ministerio bielorruso de Transportes, Artiom Sikorski, leyó un mensaje en inglés, presuntamente enviado por correo electrónico por el movimiento palestino, donde se decía: "Nosotros, soldados de Hamas, exigimos que Israel cese el fuego sobre el sector de Gaza. Reclamamos que la Unión Europea (UE) cese su apoyo a Israel (...) si nuestras reivindicaciones no son satisfechas una bomba explotará (a bordo del avión de Ryanair) sobre Vilna".
El pasado 23 de mayo, un avión de la aerolínea irlandesa Ryanair con más de 120 pasajeros, que cubría la ruta de Atenas a Vilna, realizó un aterrizaje de emergencia en Minsk por un supuesto aviso de bomba que resultó falso.
El aviso, presuntamente firmado por el movimiento islamista palestino Hamas, fue enviado al Aeropuerto Nacional de esa ciudad y en este se exigía que la UE dejara de apoyar a Israel o detonaría una bomba colocada en el avión de la aerolínea irlandesa sobre Vilna, según el Ministerio de Transporte y Comunicaciones bielorruso.
Las autoridades de Bielorrusia enviaron un caza MiG-29 para escoltar la aeronave y, durante su escala forzosa en Minsk, detuvieron al periodista disidente Román Protasévich, uno de los fundadores del opositor canal de Telegram Nexta que se considera extremista por Bielorrusia, y a su compañera de 23 años, la ciudadana rusa Sofía Sapega.
Protasévich, cuyos canales en Telegram fueron clave para coordinar las protestas postelectorales en Bielorrusia, es acusado por Minsk de varios delitos, entre ellos la organización de disturbios públicos, lo que podría acarrearle una pena de hasta 15 años de cárcel.
La UE, Estados Unidos y otros países ya condenaron en términos contundentes el desvío del avión y exigieron a Bielorrusia liberar al periodista.