Madrid. De nuevo en la frontera de Ceuta y Melilla, las dos ciudades autónomas españolas del norte de África, se volvió a teñir de violencia y sangre. Un joven migrante marroquí que había sido devuelto la semana pasada a su país por el Ejército español decidió volver a intentarlo; se colgó de un muro de más de diez metros en el puerto de Ceuta para intentar meterse como furtivo en uno de los barcos que están ahí atracados, pero se precipitó al vacío y murió unas horas después. Mientras que en las calles, donde se calcula que hay todavía más de mil migrantes deambulando sin comida y sin techo, se registró una brutal paliza a uno de ellos, que se encuentra en estado muy grave en el hospital de la región tras recibir numerosos golpes con un bate de beisbol.
La muerte del joven migrante, junto al que sufrió la agresión, se suman en este drama migratorio a las dos personas que murieron ahogados cuando intentaban cruzar a la nado la frontera y al migrante que se encuentra grave y bajo tratamiento psicológico después de que se colgó de un puente peatonal en la frontera del Tarajal e intentó suicidarse.
El drama de la crisis migratoria en la frontera de Marruecos con Ceuta y Melilla tuvo un nuevo episodio dramático, que se saldó con la tercera víctima mortal desde que el pasado lunes inició la crisis con una entrada masiva a la ciudad española de Ceuta de entre ocho y diez mil migrantes africanos, la mayoría marroquíes, y según las cifras actualizadas del gobierno español. Actualmente ya han sido repatriados a Marruecos más de siete mil, la mayoría bajo el polémico método de las “devoluciones en caliente”, en el que no hay ningún expediente administrativo o judicial y que en el pasado criticaron con dureza los dos partidos que forman parte del actual gobierno español: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP).
Uno de esos jóvenes que fueron repatriados o devueltos a través de un durísimo despliegue militar y policial, inédito en la historia reciente en la región, decidió volver a intentarlo a través del puerto de Ceuta, que está protegido del territorio marroquí a través de un alto muro fronterizo de más de diez metros, alambrado y con un sistema de vigilancia de última tecnología. Pero el intentó resultó fatal: cuando saltó para intentar abordar a un barco cercano, se precipitó al vacío. De inmediato acudieron los servicios de emergencia y fue trasladado al hospital Clínico de Ceuta, donde estuvo durante varias horas en la Unidad de Cuidados Intensivos, pero finalmente falleció.
Un deceso que se suma al clima de tensión y hasta de persecución que se está extiendo en las ciudades españoles, con grupos extremistas de derecha y ultranacionalistas que están lanzando mensajes incendiarios y violentos. Ese caldo de cultivo podría estar detrás de la brutal paliza que recibió un joven marroquí durante la madrugada pasada, en las calles de Ceuta. Fue encontrado en una calle completamente ensangrentado e inconsciente, después de ser trasladado a la Unidad de Traumatología del Hospital Universitario, la policía informó que había sido golpeado con un objeto parecido a un bate de beisbol, que es a su vez el arma blanca que suelen utilizar los grupos de extrema derecha. Su situación clínica es de “extrema gravedad”. La policía informó que ya tiene identificado a uno de los presuntos autores de la paliza.
Al margen de los migrantes marroquíes que permanecen en Ceuta y Melilla sin identificar y deambulando por sus calles, que podrían ser más de mil, el gobierno español sigue estudiando qué dispositivo adoptar para atender a los cerca de 800 menores de edad que permanecen bajo su custodia y que hasta la fecha 230 se encuentran en un albergue provisional y de los cuales sólo se han identificado a 438. Además, el gobierno español informó que durante la madrugado se registró un intento masivo de entrar a la ciudad de Melilla, en una acción coordinada de 600 personas, pero que fue abortada tanto por el Ejército y la policía españolas como por los agentes fronterizos marroquíes.