Los Ángeles. No tardarás mucho en entusiasmarte con “Army of the Dead” (“El ejército de los muertos”) de Zack Snyder. Para mí, bastó ver a un zombi personificando a Elvis Presley.
Igual de hilarante y mortal, el zombi con la boca sangrienta y su traje del Rey del Rock ‘n’ Roll en los créditos iniciales es el toque perfecto para una película alegremente violenta que la sitúa su historia en una ciudad de Las Vegas que ha sufrido un apocalipsis zombi. La canción que se escucha mientras pasan los créditos es, por supuesto, “Viva Las Vegas”.
Snyder regresa de muchas maneras a sus raíces de muertos vivientes — antes de Justice League (Liga de la Justicia) y 300, hizo Dawn of the Dead (El amanecer de los muertos) — pero esta vez agrega algunos comentarios sociales a su marca registrada de violencia exagerada.
La trama mezcla viejas y nuevas ideas, pero se siente fresca. En un futuro cercano, Las Vegas es una zona amurallada entregada a los muertos vivientes, lo que en realidad no está muy lejos de lo que es. El gobierno planea usar un arma nuclear táctica para exterminarlos de una vez por todas.
Pero un grupo de ex héroes militares es persuadido a ingresar a la ciudad a robar 200 millones de dólares de la bóveda de un casino antes de que la ciudad desaparezca. “Traten de no ser atacados o asesinados por los muertos vivientes”, les advierten.
El grupo es liderado por un hombre musculoso llamado Scott Ward, interpretado por Dave Bautista de Guardians of the Galaxy (Guardianes de la galaxia). A pesar de ser un héroe de guerra, se gana la vida vendiendo hamburguesas y necesita poca persuasión. Entonces reúne un equipo de bichos raros que incluye a Tig Notaro como piloto de helicópteros y a Matthias Schweighöfer como ladrón de cajas fuertes, ambos proporcionando un toque cómico.
“Probablemente moriremos”, dice Ward. “Al menos algunos de nosotros”.
El grupo debe colarse en ciudad y ahí es cuando el guion de Snyder, Shay Hatten y Joby Harold se vuelve astuto. Dependen de un coyote de contrabando para esconderse en una ciudad estadunidense amurallada, uno de los varios momentos que elevan el material. Otro es cuando Sean Spicer y Donna Brazile debaten sobre migración en televisión. Y el uso de pistolas que miden la temperatura para comprobar si se está produciendo una zombi-ficación es un guiño profético a la pandemia que Snyder no sabía que se avecinaba.
La Vegas a la que entra el grupo es una extraña casa de la risa que los realizadores llenaron con dos mil 500 esqueletos de plástico. Los zombis llevan una cantidad alarmante de diamantes de imitación y ropa rasgada. Pero son muy divertidos de masacrar (recuerden, chicos, siempre apunten a la cabeza). Aquí, la película hace guiños vivaces a Escape from New York (1997: Escape de Nueva York), The Matrix (Matrix), Aliens y Planet of the Apes (El planeta de los simios).
Además del imitador de Elvis, hay una novia zombi con su velo y un caballo zombi, pero lo más genial es un tigre zombi. Y es glorioso (Los cineastas incluso visitaron el santuario Big Cat Rescue de Carole Baskin, quien alcanzó la fama en Tiger King, para hacer más creíble su criatura computarizada).
A este mundo, Snyder ha agregado una especie de jerarquía zombi. Hay zombis despistados (como los típicos zombis que eliminan en Walking Dead), y hay zombis alfa liderados por un rey y una reina que pueden pensar, amar, cazar, llorar y, presumiblemente, preparar recetas orgánicas de carne humana. Esos son los zombis que uno debe evitar. (Snyder indica en el prólogo de la película que el alfa superior fue una creación del Área 51). Y también hay indicios de zombis robóticos. ¡Dulces sueños, chicos!
Hay una alegría perversa en ver zombis gruñendo en un casino, haciendo parkour en las mesas de ruleta y luego ver las balas atravesando sus cerebros con un estallido de sangre. Y mueren de otras muchas formas: un cuchillo en el cráneo, una explosión entre dos puertas blindadas, una decapitación con un garrote.
Snyder, quien también se encargó de la fotografía de la película, está de humor para hacer chistes aquí: la banda sonora incluye Zombie de The Cranberries y Do You Really Want to Hurt Me de Culture Club suena en un elevador después de una enorme escena sangrienta. También hay referencias divertidas a Medusa, los cuatro jinetes del Apocalipsis, Apocalypse Now (Apocalipsis ahora), Sodoma y Gomorra, Joseph Campbell y Richard Wagner. Las películas de zombis nunca se han sentido más intelectuales.
Con un ritmo experto y efectos especiales de primera categoría, Army of the Dead es una película de zombis para nuestros tiempos. Larga vida a los muertos vivientes.
Army of the Dead un estreno de Netflix, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por contenido sexual, escenas sangrientas, lenguaje soez, desnudos gráficos y violencia fuerte. Duración: 148 minutos. Tres estrellas y media de cuatro.