Reikiavik. Los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos y Rusia trataron este miércoles de aplacar la tensión en su primer encuentro desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo, declarando que están dispuestos a cooperar aunque hicieron advertencias que reflejan el abismo existente entre los dos países.
Pese a numerosas "divergencias", "nuestra visión es que si los dirigentes de Rusia y Estados Unidos pueden trabajar cooperando" frente a los desafíos comunes "el mundo será más seguro", declaró el secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken durante un encuentro bilateral con Serguéi Lavrov en la capital islandesa al margen del Consejo del Ártico.
Uno de los objetivos de la reunión es confirmar la próxima celebración de una cumbre entre el presidente estadunidense y su homólogo ruso, Vladimir Putin.
"Pero si Rusia se comporta de forma agresiva contra nosotros, nuestros socios o nuestros aliados, responderemos", advirtió Blinken, pidiendo no obstante una relación "estable y previsible".
"Estamos dispuestos a hablar de todo tipo de temas, sin excepción, siempre que el diálogo sea honesto (...) y se base en el respeto mutuo", respondió Lavrov.
Frente a la prensa, antes de un cara a cara a puerta cerrada, la conversación fue cortés, al contrario de lo que ocurrió en el primer encuentro entre Blinken y su homólogo chino en marzo en Alaska.
Y eso que las declaraciones previas al cara a cara no presagiaban la "desescalada" que Washington y Moscú decían buscar en un momento en que las relaciones bilaterales atraviesan su peor momento desde el final de la Guerra Fría.
Blinken, quiere convertir el Ártico en un laboratorio para una cierta cooperación enfocada en desafíos comunes, como la lucha contra el calentamiento global.
Pero Lavrov hizo subir el tono. "Está claro para todo el mundo desde hace tiempo que son nuestras tierras, nuestro territorio", soltó el lunes refiriéndose al Gran Norte, y denunció lo que considera veleidades "ofensivas" de los occidentales a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de Noruega.
La "actividad militar" de Rusia en el Ártico es "perfectamente legal y legítima", afirmó.
La advertencia rusa provocó una respuesta de Blinken, quien llamó este martes a "evitar" este tipo de declaraciones y "una militarización" del Ártico, un vasto territorio con condiciones extremas, rico en recursos naturales, en torno al Polo Norte.
Un apaciguamiento
Pero antes del cara a cara de Islandia, al margen del Consejo del Ártico que comenzó también este miércoles y reúne a ocho países de la región (Estados Unidos, Rusia, Islandia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega), Washington ha hecho un gesto para mitigar la tensión.
Semanas después de amenazar con aplicar sanciones contra el polémico gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, la administración estadunidense decidió finalmente no sancionar a la principal empresa implicada en el proyecto, Nord Stream AG, y a su director general.
Habrá sanciones pero contra otras entidades. De este modo el presidente estadunidense quiere evitar enfadarse con Alemania, lo que indirectamente favorece a Moscú. La decisión ha causado descontento entre los republicanos pero también en su propio bando demócrata. Concretamente, esta decisión equivale a dejar vía libre para la realización de este gasoducto que desagrada a Estados Unidos.
"Es mejor que leer anuncios de nuevas sanciones, sería sin lugar a duda positivo", reaccionó el Kremlin antes de que Washington lo confirmara.
Desde que llegó a la Casa Blanca en enero, el presidente Biden se ha mostrado muy firme frente a la Rusia de Putin, a quien ha llegado a llamar "asesino", para marcar la ruptura con su predecesor Donald Trump, acusado de ser indulgente con el Kremlin.
Moscú y Washington se han acusado mutuamente y se han impuesto sanciones desde el comienzo del mandato del demócrata. Pero ahora los dos países dicen que buscan un apaciguamiento.
Con este objetivo Biden y Putin quieren celebrar una primera cumbre en junio en un país europeo.
Ese mismo mes se celebrarán la cumbre del G7 y la reunión de los líderes de la OTAN, que se prevé que muestren un frente unido anti-Moscú. Blinken confirmó el martes que espera que el cara a cara se celebre "en las próximas semanas".