Fagradalsfjall. Periodos de calma, y de golpe enormes géiseres de lava que pueden alcanzar a centenares de metros de altura: una erupción volcánica tiene lugar desde hace más de 50 días cerca de Reikiavik, brindando un nuevo espectáculo, visible inclusive desde la capital islandesa.
Pese a decretarse un perímetro de seguridad para proteger a los curiosos de los enormes fragmentos de roca caliente que se precipitan, aún son numerosos los que caminan hasta cerca del volcán, en el valle de Geldingadalir, cerca del monte Fagradalsfjall, a 40 km de Reikiavik.
"Es increíble verlo", indicó a la Afp Henrike Wappler, una alemana que vive en Islandia.
"Me siento muy pequeña frente al poder de la Tierra (...) ¡Pero no tengo miedo!", añade junto a su hija.
Un rugido intenso advierte que la explosión es inminente, en esta zona deshabitada de la península de Reikianes, en el extremo suroeste de Islandia.
"Suena como un avión en el cielo", indica Freija Wappler-Fridriksdóttir, una entre más de 2 mil 500 personas que se acercaron el sábado.
"No todos los días podemos admirar un volcán desde tan cerca. Es algo realmente asombroso y hermoso", disfruta, sentada a unos 500 metros del cráter.
Visibles a decenas de km a la redonda, los géiseres de un color naranja brillante iluminan el cielo, con noches cada vez más cortas durante este mes de mayo.
La Oficina meteorológica nacional considera que uno de los chorros de lava más intensos observados superó los 460 metros de altura, el miércoles de madrugada.
"La bomba"
Biarki Brinjarsson, de 25 años, se deleita con este impresionante juego al escondite, en que el cráter se oscurece durante varios minutos sin aparentes signos de actividad, antes de que la lava se eleve hacia el cielo crepuscular.
"Estoy esperando que explote la bomba", se divierte.
Esta actividad cíclica es extrañamente similar a la del Strokkur, el géiser de agua más activo en Islandia, ubicado a 100 km al este de Reikiavik.
En realidad, "el magma corre todo el tiempo. Es solamente en la superficie donde hay una modulación", indicó a la Afp el vulcanólogo Magnús Tumi Gudmundsson.
"Es un comportamiento normal. De hecho, es menos común tener un chorro continuo sin intermitencias", añade.
Las poderosas salvas de lava causan una lluvia de tefra (o piroclasto), fragmentos de roca sólida, algunos todavía calientes, potencialmente mortales, que caen a varios centenares de metros del cráter.
Por lo tanto, se ha establecido un perímetro de exclusión permanente con un radio de 400 metros alrededor del cráter activo, que puede ampliarse hasta los 650 dependiendo del viento.
Esta erupción, que comenzó el 19 de marzo de noche, es excepcional en varios aspectos: hace más de ocho siglos que la lava no fluía en la península de Reikianes, y casi 6 mil años en el lugar donde ocurrió esta erupción.
Como consecuencia de varias grietas, ha ido formando sucesivamente numerosos pequeños cráteres en Geldingadalir, uno sólo de los cuales está realmente activo.
Los vulcanólogos no descartan ninguna hipótesis sobre su duración, que puede ser de algunos meses o inclusive de varias décadas.