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Día Internacional de la Danza: entre la creatividad y el Covid-19

29 de abril de 2021 15:19

Ciudad de México. Cancelación de funciones, despido de bailarines, cierre de espacios, poca remuneración económica y recortes presupuestales son algunos de los elementos que han caracterizado la situación de las compañías de danza durante esta pandemia.

A poco más de un año de la irrupción del coronavirus, las distintas agrupaciones han tenido que buscar alternativas para sobrevivir a la crisis económica y sanitaria existente, entre ellas la creación de obras en línea, que, por otro lado, les ha permitido innovar en sus lenguajes artísticos.

Este jueves 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza, y La Jornada en línea habló con cinco agrupaciones para que cuenten su sentir y forma de trabajar en este contexto. Coreógrafos y bailarines de Tándem, Delfos, Contempodanza, A poc A poc y la Compañía Nacional de Danza comparten su testimonio al respecto.

Leticia Alvarado, directora de Tándem, cuenta que el Covid-19 los tomó por sorpresa. Primero con una incertidumbre muy fuerte para poder saber por dónde seguir trabajando y viviendo. “La sensación de los colegas con los que he platicado fue ésta: de un momento a otro, nos hallamos en una situación límite”.

—He pasado diversas etapas en esta pandemia. Al principio tenía mucho miedo. No asomaba la nariz a la puerta. Ese fue el momento más difícil. Tengo una hija que depende de mí. Está por salir de la universidad. Tengo temor porque le falte algo. Si estuviese sola, tal vez no tendría ese temor.

“Después de eso me empecé a adaptar nuevamente para poder salir, y lo hice intentando evitar el miedo, porque hay necesidades. Hay que hacer las actividades cotidianas, como ir al súper. Esto internamente te provoca situaciones. Lavarte las manos constantemente. Usar gel antibacterial de manera continua, no poder dormir en las noches pensando en el futuro; la incertidumbre que provoca no saber qué va a pasar a mediano plazo. Fue una sensación que supongo pasaron todos”, explica.

Para Claudia Lavista, directora de Delfos, al inicio del coronavirus, cuando se pensaba que iba a haber una cuarentena, justamente de 40 días, fue un buen momento para hacer cosas como leer, arreglar papeles, o aprender a cocinar. Poco a poco se fue dando cuenta de la magnitud de lo que se estaba viviendo, y ya que varios de sus amigos y conocidos se empezaron a enfermar, comenzó a ver las conferencias de Hugo López Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, para estar informada.

—Había diferentes capas de entendimiento en la que me preguntaba: ¿Puedo o no ir al mercado? ¿Compro cosas para guardar? ¿Salgo o no a la calle? ¿Puedo o no abrazar a mis papás? Además, también me cuestionaba: ¿Qué va a pasar con la compañía y las clases de la escuela? ¿Qué va a suceder con las giras que teníamos en México y Estados Unidos y con los cursos aquí y allá?; poco a poco todo se fue cancelando.

“Extraño la interacción física. No poder abrazar a mi familia y amigos es lo que más me ha causado estrés; es muy frustrante a nivel bioquímico. En un momento pensé que me volvería loca si no creaba algo. Incluso, le dije a mi pareja: ‘Vamos a la calle. Necesito bailar. Quisiera hacer una videodanza’. Lo único que necesitaba era expresar mi frustración.

—¿Dónde saliste a bailar?

—En Mazatlán y Juan Escutia, en la Colonia Condesa. Saqué una silla de mi casa y la puse en el paso peatonal, porque no había coches. Quería aprovechar la oportunidad de que no había nadie para hacer una especie de documento artístico coreográfico de ese momento. Es curioso porque mientras bailaba, pasó el camión de la basura, el ropavejero, el señor de los tamales y el atole, nadie más.

Cecilia Lugo, directora de Contempodanza, explica que para ella este momento de reclusión le ayudó mucho, pues ha estado tranquila y pudo hacer otros proyectos, como terminar de escribir un libro que tenía pendiente: En el umbral de lo sagrado, Además de empezar su siguiente puesta en escena.

—Afortunadamente vivo en un lugar que me gusta mucho. Tengo a mi esposo. Mis hijos son mayores y cada uno vive en su casa. Nos veíamos de vez en cuando y de lejos. Lo que extraño es el contacto con el público y las funciones presenciales. Pero siento que en la medida que esto pase regresaremos poco a poco a una nueva normalidad. Siempre tendremos el aprendizaje de este confinamiento.

Jaime Camarena, director de A poc A poc, define el 2020, como un año para el olvido. Por un lado tuvo que cerrar La Cantera, el espacio en el que se entrenaba la compañía y que también se daban clases, que aunque ya estaba planeado, fue un golpe emocional muy duro; por otra parte, se separó de su pareja.

—¿El cierre de La Cantera trajo consigo el despido de bailarines?

—Nosotros dejamos de percibir el apoyo de México en escena en 2019, pero continuamos con actividades. Seguimos presentando las obras Código bolero y La fiesta de los bárbaros. Tuvimos un buen cierre de año, con 20 o 25 funciones. Logramos sostenernos. Pero, a partir del anuncio de la pandemia tuvimos que suspender actividades y cada quien a nadar.

—¿Qué pasó con los bailarines de la compañía?

—Me parece que fue un asunto básicamente de supervivencia. Fueron tomando cabos. El sector público fue tirando pequeños salvavidas de los que se fueron agarrando algunos. Hay quien está trabajando en la nueva película de Alejandro González Iñárritu, otros están dando clases; fue un momento en el que cada quien tuvo que buscar nuevas vías de trabajo.

Erick Rodríguez, primer bailarín de la Compañía Nacional de Danza (CND), mencionó que durante este año todos han tenido miedo: “Al principio, la pandemia se veía en China y no se veía gran cosa, pero a medida que pasó el tiempo, se fue cerrando el círculo a tal punto que una compañera que estaba con nosotros se enfermó. Hemos pasado por diferentes estados de ánimo, y el miedo es algo que ha estado ahí durante un buen tiempo.

—¿En algún momento tuviste la necesidad, ante el encierro, de romper con la contingencia y el encierro?

—Me ha pasado algo curioso. Durante este tiempo ha habido momentos en que se me ha olvidado bailar y producto de los proyectos que hemos hecho como Contigo a la distancia, cuando volví a hacerlo y a explorar otros movimientos me acordé lo mucho que disfruto ser bailarín. Tengo muchas ganas de bailar y soltar la energía contenida, pero hemos sido respetuosos con los protocolos, para cuidar a los demás y a nosotros.

Ana Elisa Mena, quien también es primera bailarina de la CND, comenta: “Junto a mi marido grabamos un video de la compañía al aire libre. Este momento en el encierro nos han servido a los bailarines para explorar otros movimientos. Hacer otras coreografías. He tenido la necesidad de explorar otras cosas y otros tipos de baile que no hago siempre”.

Proyectos de trabajo

Dado que su trabajo es netamente presencial, y la pandemia representó una sacudida enorme para las compañías, éstas buscaron una alternativa de trabajo vía internet y encontraron en las nuevas plataformas una forma única de expresarse.

Entre los proyectos que armó Tándem, por ejemplo, se encuentran: Mar es dentro y Pequeña sinfonía. La primera puesta en escena se hizo con el apoyo de la productora Fungifilms, con la intención de hablar sobre las mujeres de distintas generaciones, que se hallan en sus casas debido a la contingencia, y se estrenó en noviembre de 2020.

Pequeña sinfonía, por su parte, habla de la sensación interna que ha tenido la gente en los meses de encierro, usando como ejemplo lo que le pasó a los bailarines de la agrupación y a la propia Leticia Alvarado.

—¿En este sentido, cómo han sobrellevado el confinamiento tus bailarines?

—Yo tengo un poco más de 60 años. Los chavos de Tándem tienen entre 25 y 30. Es mucha la diferencia generacional. Trato de ponerme en sus zapatos y al mismo tiempo busco escucharme. Sé que para los jóvenes esta situación debe ser verdaderamente difícil. Si para nosotros es complicado, para ellos es muchísimo más porque están en pleno desarrollo de sus vidas, donde tienen que sembrar, para después poder cosechar.

La directora de Delfos recuerda que entre los proyectos que realizaron este año se encuentran cuatro obras: una viedodanza unipersonal, Telempatías, ensayos improvisados; Engrad4 y Mar afuera, esta última rinde un homenaje paralelamente a Ludwig van Beethoven y Magritte.

https://www.youtube.com/watch?v=2kO-dXul5VQ&t=1s

Los montajes fueron grabados en su mayoría por Zoom y según la bailarina y coreógrafa, se hicieron jugando con todas las herramientas que te da esa plataforma. Por ejemplo, en el caso de Telempatías, ensayos improvisados, “la obra sucede en vivo y los bailarines están en sus casa. Descubrimos cómo manejar la luz; aparecer y desaparecer a las personas en la pantalla y cambiar tu foto de perfil, entre otras cosas”.

https://www.youtube.com/watch?v=LPZ64x8s_8E

La agrupación que tiene su sede en Mazatlán, Sinaloa, creó el proyecto Delfos TV, donde se generan contenidos específicos para esa plataforma; presentan obras por streeming, que están acompañadas de entrevistas actuales, con colaboradores con los que han trabajado.

La CND realizó todas sus presentaciones de formal virtual. Según Erick Rodríguez “en enero se hizo una recopilación de las obras que se presentaron en 2020; en febrero, un programa especial por el Día del Amor; en marzo, un proyecto sobre el Día de la Mujer y ahora se están trabajando varios videos con niños del Teletón y mujeres en situación de reclusión en las cárceles de México”.

La también primera bailarina de esa compañía, Ana Elisa Mena, añade: “El año pasado hubo bastantes funciones virtuales. Cada uno, desde casa, grababa lo que podía, según las condiciones de cada quién”.

Entre abril y junio de 2020, los bailarines de Contempodanza no se reunieron. A partir de mayo empezaron a trabajar por Zoom. “Fueron clases de entrenamiento. Básicamente para que la compañía no se desentrenara. No pudimos estrenar obras. Se nos cayeron 35 funciones y una gira internacional, por lo que cambiamos nuestro esquema de trabajo y nos adaptamos a las circunstancias”, dice Cecilia Lugo.

—En diciembre sí hicimos funciones presenciales en el Foro Ernesto Gómez Cruz, que está en Tlatelolco. Tomamos todas las medidas sanitarias. Fue poca gente, pero lo importante es que estuvimos trabajando. Además, promovimos por Zoom y otras redes sociales obras de nuestro repertorio y una serie de charlas llamadas Café con Contempodanza.

Aunque Jaime Camarena cerró La Cantera en 2020, desde 2018 venía trabajando, gracias al apoyo del Sistema Nacional de Creadores, en un mediometraje llamado Cartografía especializada, que se fue posponiendo por diferente razones, como la pandemia. Incluso, había estado en contacto con las autoridades del Centro Nacional de las Artes (Cenart), para presentarlo, sin poderlo hacerlo.

—Las medidas sanitarias pospusieron esto hasta hace un par de semanas, que el maestro Ángel Ancona (coordinador del Sistema de Teatros de la Secretaria de Cultura de la Ciudad de México) nos permitió hacer esta grabación en el Teatro de la Ciudad.

https://www.youtube.com/watch?v=SKhjAPZ4Q1M

Clases en línea

Ante el avance del coronavirus, y viendo que no podrían volver pronto a la presencialidad, las compañías de danza decidieron empezar a tomar clases por alguna de las plataformas que internet ofrece en la actualidad, siendo Zoom la preferida de ellas.

A través de éstas pudieron entrenar sus cuerpos para mantenerse activos, y practicar nuevas rutinas coreográficas. En general, para los y las entrevistados por La Jornada en línea representó un reto y una absoluta novedad. Incluso, las agrupaciones que tienen escuelas de danza pudieron reiniciar clases de esta manera.

Claudia Lavista comenta que gracias a la tecnología, la escuela de la compañía no paró un sólo día y todas las clases se pudieron dar. Además, se creó una ramificación de Delfos TV, para la escuela que se llama EPDM online, donde se realizan programas específicos con el trabajo que los estudiantes han hecho estos meses. “Esos contenidos no son fijos, pues usamos la plataforma para presentar material en vivo”.

La directora de Contempodanza, por su parte, cuenta que la escuela de la agrupación se vio muy afectada, porque tuvo que cerrar. “Sin embargo, el trabajo ha seguido por Zoom con el entusiasmo de maestros y estudiantes. Tratamos de que pronto podamos volver una o dos veces a la semana de manera presencial, porque la danza se debe enseñar así. Esta pandemia sacó un espíritu de solidaridad y apoyo muy grande. Es una cuestión por la supervivencia. La gente hace cosas que en otro momento no hubiera pensado realizar. A los estudiantes que no podían pagar la colegiatura de la escuela les permitimos no hacerlo en 2020, pero este año nos será imposible hacer lo mismo, pues tenemos que cobrar”.

https://www.youtube.com/watch?v=sPfXHVgoabU

A pesar de ello, la que sí se ha reunido es la Compañía Contempodanza que tiene ensayos dos o tres veces a la semana con sana distancia y empleando cubrebocas.

Los bailarines de la CND tuvieron clases en línea, y de forma presencial entre noviembre y diciembre del año pasado. La agrupación, que normalmente está acostumbrada a trabajar en un salón con 40 personas, se reunían en grupos de 10 intérpretes, dice Erick Rodríguez.

Durante el tiempo que tomamos clases presenciales, nos dividieron en varios grupos. Ana y yo estábamos en uno, y justamente en ese una de nuestras compañeras se enfermó.

Las clases eran una hora como máximo. Tenían el objetivo de prepararnos para regresar porque habíamos estado parados entre marzo y noviembre. Era la primera vez que pisábamos un salón de nuevo. Necesitábamos recuperar las sensaciones, los saltos, los giros”, comenta.

Ana Elisa Mena agrega que tenían que usar cubrebocas, mantener distancia en la barra y quitarse los zapatos al entrar al salón. “Eran clases normales como dice Erick, donde teníamos que movernos en el espacio y saltar. No podíamos cambiar ni de grupo ni de maestro por lo mismo. Si alguien se enfermaba nos teníamos que aislar dos semanas, como pasó con nuestra compañera y ya que salió ella regresamos todos”.

Sobre las clases en línea, Mena explica que éstas han sido para adaptarse a las nuevas condiciones. “Nos enfocamos en el espacio, en los básicos; en volver a trabajar la técnica simple porque no podemos hacer mucho circo (grandes pasos, giros y saltos) en las condiciones que tenemos”.

A diferencia de Tándem, Delfos, Contempodanza y la CND, el caso de A poc A poc es diferente. No realizaron presentaciones por la plataforma de Zoom y otras redes sociales, pues Camerana lo explica de la siguiente forma:

Me he negado a dar clases de danza y técnica de forma virtual, porque me parece que el ingrediente presencial es muy importante. Hay algunas cosas que no sé resolver. Nosotros seguimos estudiando el fenómeno con un par de amigos y haciendo pruebas de cámaras.

Todos y todas se muestran escépticos ante el futuro, pero aseguran que tarde o temprano volverán a los escenarios, en otras condiciones, pues como ante ha sucedido, las pandemias también pasan.

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También iría a educación. “Vamos a destinar recursos para las escuelas INBAL”, señaló Claudia Sheinbaum.

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