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Tres fotógrafas: Von Hanffstengel, Frausto y Neyre / La Semanal

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25 de abril de 2021 09:20
 
 
Tres pequeñas pero certeras semblanzas de tres fotógrafas cuya mirada femenina ha enriquecido el mundo de la fotografía en nuestro país. Recuperar su trayectoria y hablar de los rasgos más importantes de su trabajo no sólo es justo sino también necesario para comprender el estado del arte de la fotografía en México.

 

Ver es un acto intrínseco del ser humano, pero mirar es un acto creativo: cada quien tiene su propio relato de esta época. En el caso del arte fotográfico nacional, la mirada femenina siempre ha sido visibilizada en mucho menor proporción que la de sus pares hombres, por diversos factores socioculturales. Hoy el tema de interés de la opinión pública por excelencia es la pandemia, por lo que es muy probable que el trabajo de las fotógrafas siga siendo menos visibilizado en aras de una “jerarquización de la información”.

Las primeras décadas de la segunda mitad del siglo pasado, fotógrafas y fotógrafos impulsaron la revaloración del arte fotográfico latinoamericano. El Consejo Mexicano de Fotografía (cmf/1978-2014) fue el principal artífice de dicho impulso. Entre las fotógrafas de esa época, hubo algunas mujeres que se dedicaron a la fotografía durante algunos años de las cuales se cuenta con poca información sobre su obra y trayectoria; es preciso contar estas historias que, a veces con cierta complicidad silenciosa, son olvidadas.

 

Renata von Hanffstengel: entre el ’68, Alemania y la mujer

Renata von Hanffstengel (1936-2018) fue una intelectual en toda la extensión de la palabra: cercana al ámbito cultural y social mexicano casi desde que afincó su residencia de manera definitiva en México –país natal de su madre– en 1963, realizó una destacada documentación de la arquitectura colonial y de las manifestaciones culturales de diversas comunidades del país; fotografió el Movimiento Estudiantil Popular de 1968 y, más tarde, publicó un libro al respecto.1 También mostró su obra fotográfica en la pionera revista feminista Fem.

Renata fue una de las fotógrafas de su generación que transitaron del Club Fotográfico de México (cfm) al cmf. Desde la década de los cincuenta, varios de estos autores buscaron formar nuevas agrupaciones que serían una suerte de vanguardia previa al surgimiento del cmf. Von Hanffstengel formó parte de una de éstas: Grupo vod:35.2 Participó activamente en la realización del Primer Coloquio de Fotografía Latinoamérica de 1978, impulsado por el Consejo, del que fue fundadora. En los años ochenta se distanció del mismo a medida que el tema del exilio germanoparlante en México fue abarcando la mayoría de sus intereses personales y profesionales; ello a partir de una estancia en la extinta República Democrática Alemana para estudiar un doctorado.3 Sin embargo, siempre estuvo vinculada a la fotografía; escribió textos pioneros acerca de los autores de origen alemán Caecilie Seler-Sachs (1855- 1935) y Juan Guzmán (Hans Gutmann,
1911-1982).

Una de sus obras emblemáticas es su portafolio Ausencias en la Santísima Trinidad, donde a través de sutiles retratos de mujeres conjuga sus intereses estéticos e ideológicos. “¡Y la mujer qué! Sin ella no hay dios padre, ni hijo, ni nada…”, me llegó a comentar respecto a estas nueve piezas que componen el portafolio. En julio de 2018 se presentó en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo la exposición Signos de la historia. Renata von Hanffstengel, derivada de un proyecto de investigación del archivo fotográfico del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de Oaxaca. Alejandro Castellanos, investigador y curador del Centro Nacional de las Artes, quien participa en dicho proyecto, propuso la muestra que, a la postre, sería la última de esta infatigable mujer. En ella se exhibieron fotografías del Movimiento Estudiantil de 1968 y otras temáticas recurrentes en su obra.

 

Gloria Frausto y la reconceptualización del cuerpo

Por su parte, Gloria Frausto también fue parte de vod:35, grupo que surgió al interior del llamado “taller de fotografía” impartido en Casa de Lago; la actividad del mismo duró entre 1971 y 1978, consta en archivos de sus integrantes y del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (cenidiap) del inba. Gloria, cuya obra fue seleccionada para la muestra derivada del célebre i Coloquio de Fotografía Latinoamericana, realizado en Ciudad de México en 1978, formaría parte del cmf hasta principios de la década de los años noventa. Frausto ha usado sobre todo su ojo izquierdo para crear sus piezas, pues invariablemente coloca el visor de su cámara en éste mientras cierra el derecho, y entonces comienza el acto creativo; “sólo cuando traigo mi cámara realmente veo”, comenta con singularidad. Algunas de sus temáticas predilectas son las escenas cotidianas, el retrato y el desnudo; en varios retratos ha explorado las posibilidades de la reconceptualización de la geometría del cuerpo, para lo cual ha seccionado quirúrgicamente partes del mismo. Este interés por la experimentación es marcado en su obra, la cual ha presentado en exposiciones colectivas e individuales en nuestro país. Obras de Renata y Gloria son parte del archivo que el cmf donó al Centro de la Imagen (ci), el cual, en 2016, obtuvo el reconocimiento Memoria del Mundo de la Unesco.

 

Elsa Neyre y las alas de la cámara

En el caso de Elsa Neyra4 la información es más escasa, pues su paso por la fotografía fue un tanto efímero; empero, sin duda fue parte de la generación de fotógrafas y fotógrafos nacionales más importante del siglo xx. Ella formó parte del mencionado vod:35 y, al igual que Gloria Frausto, tomó clases de fotografía en Casa de Lago. Cuenta Elsa que el grupo surgió con estatutos claros para delimitar sus intenciones de reivindicar el arte fotográfico nacional; tuvo una sede física, laboratorio, biblioteca, gracias a que los miembros aportaban una cuota mensual para subvencionar estos servicios. Si Elsa hubiera continuado con su quehacer fotográfico, seguramente hubiera participado en la muestra derivada del Coloquio de 1978, en la que Renata sí pudo presentar al menos una fotografía, misma que fue incluida en la memoria gráfica de la misma; tal vez, al igual que Gloria, habría participado en la i Bienal de Gráfica de 1979, donde por segunda vez se aceptó la participación de fotógrafos, luego en la i Bienal de Fotografía de 1980, misma que se posibilitó gracias a su predecesora y el impulso de sus colegas. La cámara de Elsa se atoró al salir de un vagón del Metro, afuera quedaron solamente las correas de la misma, que ella intentó jalar varias veces, incluso caminó algunos metros con el convoy avanzando; sin embargo, las puertas no se abrieron nunca y al final tuvo soltar las correas. Aunque ella no recuerda con exactitud la fecha de este lamentable suceso, pudo haber ocurrir alrededor de 1978; por diversas circunstancias personales y sociales no pudo volver a comprarse otra cámara, ni dedicar más tiempo a la fotografía. Elsa refiere, con el gran sentido del humor que le caracteriza, que si no le hubieran “cortado las alas” hubiera continuado retratando sobre todo la naturaleza, en los viajes por el interior del país que tanto le gustaba realizar; sus ojos brillan cuando hablamos de aquellos años en que caminaba en busca de imágenes que capturar con su cámara propia, que compró en abonos. Ahora se recupera de algunos padecimientos que han afectado su salud, por lo que no es posible rastrear más información de su paso por la fotografía en su archivo.

 

Epílogo: los nombres por descubrir

Finalmente, de Rosa Lilia Martínez sólo llegué a saber por estas tres mujeres que formó parte del grupo fotográfico vod:35 y tomó clases en Casa del Lago; su obra fue seleccionada para el célebre Coloquio de Fotografía Latinoamérica de 1978 y para la Bienal de Gráfica de 1979. Aunque son cada vez más los trabajos académicos, exposiciones, etcétera para revalorar el trabajo de las mujeres en la fotografía mexicana,5 quedan muchos nombres por descubrir: formas de mirar el mundo que lamentablemente nos hemos perdido.

 

Notas:

1. Publicó Tlatelolco. Ocho años después, en 1976 –el mismo año que se realizó una importante reforma política en el país–, el cual está conformado por seis entrevistas a personajes clave en torno al Movimiento Estudiantil de 1968, como José Revueltas, Raúl Álvarez y su entonces marido, Carlos Sevilla.

2. El nombre fue aprobado por consenso por sus integrantes y hace alusión a partes de una cámara réflex y el tipo de película que usa, que es de 35 milímetros. El visor (v), por el cual se realiza el encuadre, el obturador (o), que determina la velocidad de obturación, es decir, el tiempo estimado en que pasará la luz a través del lente, y el diafragma (d), elemento que regula la cantidad de luz utilizada en cada toma.

3. En 1986, junto a otros colegas universitarios, entre ellos la profesora Cecilia Tercero, Renata fundó el Instituto de Investigaciones Interculturales Germano-Mexicanas, a. c., cuyo objetivo primordial era rescatar una parte importante de la historia moderna: el exilio germano parlante a México, acaecido entre 1933 y 1947.

4. Elsa Lucía es hermana de José Luis Neyra (1930-2019), destacado fotógrafo de la generación del cmf y fue amiga de Lázaro Blanco (1938-2011), quien encabezó el grupo vod:35 y estuvo al frente del Taller de Fotografía de Casa de Lago de 1968 a 2011.

5. En 1982, el maestro Lázaro Blanco –uno de los mejores fotógrafos mexicanos de la historia reciente– organizó una exposición acerca de la obra de cinco autoras, para él imprescindibles en ese momento, en el medio fotográfico nacional, en la otrora Casa de la Fotografía,
sede del cmf. Por su parte, Emma Cecilia García realizó una destacada investigación para generar la exposición y el libro Mujeres detrás de la lente. 100 años de creación fotográfica en México 1910-2010. Y la tercera edición del festival internacional FotoMéxico titulado Mujeres realizado en 2019 fue dedicada a reflexionar sobre la identidad femenina desde distintas aristas.

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