Vladimir, Rusia. El opositor ruso Aleksei Navalny, en huelga de hambre desde hace tres semanas, está "muy débil" y "no recibe" asistencia médica, según su abogada, que pudo visitarlo este martes en prisión y pidió que fuera trasladado a un hospital civil de Moscú.
"Está muy débil, casi no puede sentarse ni hablar", dijo a los periodistas Olga Mijailova, explicando que "no recibe ayuda médica" apropiada en el hospital carcelario y exigió su traslado.
El militante anticorrupción, quien dejó de alimentarse hace tres semanas, fue llevado el lunes a una unidad carcelaria hospitalaria en Vladimir, gran ciudad ubicada al noreste de Moscú. Sus familiares y sus médicos afirman desde el fin de semana que corre riesgo de muerte.
Algunas horas antes, varios médicos, liderados por Anastasia Vasilieva, médica personal de Navalny y líder de un sindicato opositor, afirmaron no haber podido visitarlo, como ya ocurrió cada vez que intentaron hacerlo desde su encarcelamiento a principios de marzo.
"Es una actitud muy irrespetuosa hacia las personas que llegaron para ejercer su deber humano, el deber médico ayudar a un paciente", declaró a la AFP fuera de la colonia, añadiendo que se trata de "la salud y la vida" del opositor de 44 años.
Navalny tiene una muy alta concentración de potasio en la sangre y podría "sufrir un paro cardíaco" en cualquier momento, según los médicos.
Navalny dejó de comer el 31 de marzo en protesta por sus condiciones de detención, acusando en particular a la administración penitenciaria de rechazar su pedido de visita de un médico, en tanto sufre una doble hernia discal y pérdida de sensibilidad en brazos y piernas.
El enemigo número uno del Kremlin fue arrestado en enero, al regresar a Rusia tras cinco meses de convalecencia en un hospital de Alemania por un envenenamiento del que acusa personalmente a Vladimir Putin.
Fue condenado a dos años y medio de prisión por un caso de fraude que se remonta a 2014, lo cual considera una maniobra política.