Ciudad de México. Los obispos de Estados Unidos y México de diocesis fronterizas se pronunciaron por reformas que promueven una “cultura acogedora para los migrantes, respetando al mismo tiempo la soberanía y la seguridad en nuestros países”.
Así mismo llamaron a ambos gobiernos, “a los líderes políticos y a la sociedad civil para que trabajen juntos a fin de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes de acuerdo con su dignidad intrínseca, y a trabajar con otros países para eliminar las causas que obligan a una migración peligrosa e irregular, procurando soluciones a largo plazo.
Nueve obispos de Estados Unidos y seis mexicanos emitieron la declaración conjunta en el contexto de la crisis migratoria actual y señalaron que “diariamente somos testigos del drama que enfrentan nuestras hermanas y hermanos migrantes.
“Para la mayoría de ellos la decisión de migrar no está motivada por la indiferencia hacia su patria o la búsqueda de prosperidad económica; es una cuestión de vida o muerte. La situación es aún más difícil para los niños”.
El escrito está firmado por Mario E. Dorsonville, obispo auxiliar de Washington y presidente del Comité de Migración de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos y José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, Chihuahua y encargado de la Dimensión Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana (DEPMH).
Sostienen que los desafíos que enfrentan los migrantes requieren “soluciones humanitarias”, peor dejan en claro que los países “tienen derecho a mantener sus fronteras”, porque “es vital para su soberanía y su autodeterminación.
“Al mismo tiempo, todas las naciones comparten la responsabilidad de preservar la vida humana y proporcionar una inmigración segura, ordenada y humana, incluido el derecho de asilo”.
Indicaron que “conscientes de la importancia de la salud y la seguridad pública, alentamos políticas respaldadas por razones científicas. Sostenemos que la unidad familiar debe ser un componente vital de cualquier respuesta”. Así mismo solicitaron que “se dé especial atención a las poblaciones particularmente vulnerables, como los niños” y prometieron “nuestro apoyo continuo a los esfuerzos de nuestros respectivos gobiernos para proteger y cuidar a las familias, así como a los individuos, que se sienten obligadas a migrar. Para lograr esto, nos comprometemos con el trabajo continuo de las organizaciones católicas en la frontera y en otros lugares que son atendidos generosamente por laicos, consagrados y clérigos”.
Al comienzo de la Semana Santa, “en la que experimentamos la fuerza del amor en la muerte y la resurrección de Cristo, nos sentimos animados a seguir adelante, ayudando a los migrantes a cargar su cruz, conscientes de que, aunque el camino sea largo y arduo, no es imposible si viajamos juntos”.
También firman los obispos Mark J. Seitz, de El Paso; James A. Tamayo, de Laredo; Edward J. Weisenburger, de Tucson; Daniel E. Flores, de Brownsville; Peter Baldacchino, de Las Cruces; Robert W. McElroy, de San Diego, Michael J. Sis, de San Angelo y Gustavo García-Siller, MSpS,
Arzobispo de San Antonio.
De parte de México: Jesús José Herrera Quiñones, de Nuevo Casas Grandes, Chihuahua; Alonso Garza Treviño, de Piedras Negras, Coahuila; Enrique Sánchez Martínez, de Nuevo Laredo, Tamaulipas; Eugenio Lira Rugarcía, de Matamoros, Tamaulipas e Hilario González García, de Saltillo, Coahuila