Ciudad de México. El trabajo doméstico, es una de las actividades de sobreexplotación laboral, señaló María de Jesús López Amador, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Lo anterior dijo, debido a las largas y extenuantes jornadas de trabajo sin días de descanso, malos tratos y discriminación por parte de los empleadores, bajos salarios, falta de seguridad social. Incluso, añadió, en numerosos casos se desempeñan sin percibir sueldo; en todo caso, les ofrecen hospedaje y alimentos a cambio de su trabajo.
Pero no sólo eso, dijo que a partir del confinamiento empleadas y empleados están en riesgo económico y desprotegidos en general.
“El 45 por ciento ganan entre uno y dos salarios mínimos, y el cinco por ciento gana más de tres; es decir, por día algunas reciben cerca de 150 pesos. Aunque se han hecho reformas a las leyes Federal del Trabajo y del Seguro Social se sigue dejando afuera la posibilidad de que se jubilen, de definir un salario al día por prestaciones adquiridas por los años trabajados, e incluso siguen sin saber cómo afiliarse a un sistema de seguridad social”.
Con motivo del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, la especialista consideró que aún falta normatividad en la materia porque la ley debe protegerlas a la par de otros sectores normados, sobre todo para que ellas tengan un salario mínimo justo y que, además, puedan profesionalizarse porque realizan diversas rutinas, pero el pago es totalmente desproporcionado. “Hay quienes ven en este tema nuevas formas de esclavitud que se dan a nivel del hogar, porque son sobreexplotadas, obtienen poco pago y son abusadas”.
Para María de Jesús López Amador, los días internacionales permiten visibilizar algún fenómeno social que da cuenta de lo que sucede en determinado sector. En el caso del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar invita a los países a mirar hacia el interior y detectar los vacíos de política pública para fortalecer lo necesario a fin impulsar a las empleadas domésticas.