Villahermosa. Petróleos Mexicanos (Pemex) está abierta a evaluar que un consorcio encabezado por la estadunidense Talos Energy sea el operador de un importante yacimiento compartido, si un acuerdo para unificarlo beneficiara a la gigante estatal, que enfrenta una compleja situación económica.
Su director general, Octavio Romero, dijo que aunque Pemex cumple todos los requisitos para ser el operador de Zama, ubicado en aguas someras del Golfo de México, no está cerrada ahora a ceder ese rol, que constituye un punto álgido en las negociaciones de unificación y cuyo plazo está por expirar.
"No es un tema de capricho. No es un tema que yo quiero (ser operador) porque yo soy el más grandote o porque yo soy el más guapo, sino porque conviene tanto a ellos como a nosotros", dijo Romero a Reuters. "Lo estamos discutiendo, lo estamos analizando técnicamente".
"Pudiera ser que en un determinado momento todos los criterios que le convienen a Pemex para desarrollar ese campo se cumplan por parte del consorcio", dijo el funcionario en Villahermosa, Tabasco. "Si todas las condiciones son aceptables y benéficas para Pemex, podríamos analizarlo".
No fue posible de inmediato tener un comentario de Talos para este artículo.
Romero había dicho en el pasado que Pemex quería operar Zama, que se extiende desde el bloque asignado al consorcio liderado por Talos hasta un área contigua de Pemex, ya que su lado podría contener la mayor parte de los recursos.
Pemex también ha apelado a su mayor experiencia en aguas someras y al hecho de que tiene reservas mucho más grandes en libros, que constituyen criterios clave para la elección del operador. Además, asegura que podría ponerlo a producir más rápido.
Está previsto que Pemex y el consorcio, integrado también por la alemana Wintershall Dea y la británica Premier Oil, cierren esta semana las conversaciones sobre el acuerdo de unificación, luego de que le Secretaría de Energía (Sener) extendiera en diciembre el plazo para ello.
Según un estudio de la consultora Netherland, Sewell & Associates, el bloque de Talos posee 60 por ciento de las reservas del yacimiento, mientras que el de Pemex 40 por ciento. Si bien los acuerdos de unificación son comunes en la industria petrolera internacional, las conversaciones sobre Zama marcan la primera vez que se negocia un acuerdo de ese tipo en México.
Zama fue descubierto en 2017 y es considerado el mayor hallazgo en décadas realizado por empresas privadas en el país. Fue producto de un contrato adjudicado en licitaciones en 2015 tras la reforma energética del 2013-2014 y contra la cual arremete el presidente Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario ha dicho que su gobierno busca "rescatar" a Pemex y también a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), las que asegura haber recibido en ruinas, pues sus predecesores privilegiaron a grandes empresas privadas en detrimento del país.
Sin dinero, sin condiciones
Talos, que ha perforado varios pozos exploratorios en su bloque, también asegura ser la mejor opción para operar Zama, con reservas recuperables de casi 700 millones de barriles de petróleo.
"Estamos en pláticas", dijo Romero, quien lidera una petrolera con pasivos financieros de 113 mil 200 millones de dólares y que perdió 24 mil 110 millones de dólares en 2020. No detalló qué está buscando Pemex en las negociaciones.
Consultado acerca de que si Pemex estaría dispuesto a ceder en su empeño de ser el operador de Zama por falta de fondos, el funcionario admitió que las limitaciones económicas existen pero no por ello se admitirá un acuerdo perjudicial para la estatal.
"No podemos aceptar que me digan: como no tienes el dinero tienes que aceptar mis condiciones (...) somos México", enfatizó al asegurar que alrededor de Zama, Pemex está desarrollando infraestructura con la cual buscan hacer "sinergias" con otros yacimientos para reducir costos.
Romero aseguró que prefiere llegar a un acuerdo entre las partes que tener que resolverlo en un arbitraje internacional. La Sener también podría decidir sobre quién operaría el yacimiento si no hay un convenio.
Zama ha provocado roces entre las empresas y se ha convertido en un caso que prueba el clima para las inversiones privadas bajo el gobierno de López Obrador, quien puso freno a las licitaciones petroleras y desea regresarle al Estado una mayor presencia en el sector energético.
Pese a que el gobierno le ha inyectado capital fresco, le ha dado beneficios fiscales y recortado tributos, Pemex no ha logrado levantar su producción de crudo que ronda 1.7 millones de barriles por día (bpd), muy lejos de los 2.4 millones de bpd que había proyectado. Ahora prevé cerrar el sexenio al 2024 en unos dos millones de bpd.