Bogotá. Entre 2021 y 2023 el promedio de crecimiento anual de México será de 2.9 por ciento, de acuerdo con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que prevé una difícil recuperación de la economía de América Latina y el Caribe, debido a la debacle provocada por la pandemia de Covid-19.
El organismo multilateral indicó que los países de la región requerirán reformas fiscales para captar nuevos recursos y hacer frente a la emergencia.
“La región saldrá de la crisis con un mayor endeudamiento, más pobreza y un aumento de la desigualdad del ingreso”.
El organismo comentó que las economías sufrieron impactos a través de varios canales: los confinamientos para frenar la propagación del Covid-19 virus tuvieron consecuencias en el empleo, la demanda de bienes y servicios y la producción, por lo que las políticas tuvieron diferentes impactos.
El shock generado por el desempleo masivo provocará, además, un aumento de la pobreza extrema, que saltará de 12.1 a 14.6 por ciento, deterioro al que los países dependientes del turismo y la exportación de materias primas estarán particularmente expuestos, expuso en un informe el organismo multilateral, reunido en Colombia desde el miércoles para su asamblea anual.
El BID señaló que el impacto del crecimiento en Estados Unidos y la zona euro tendrá efecto en toda la región de América Latina, aunque de manera diferente según los países.
Para México, prevé que entre 2021 y 2023 el promedio de crecimiento económico anual será de 2.9 por ciento. El pronóstico es menor que el de otros organismos internacionales y firmas privadas, que esperan un promedio de crecimiento para México de entre 4.5 y 5.5 por ciento este año.
Con solo el 8 por ciento de la población mundial, América Latina y el Caribe concentra alrededor de 25 por ciento del total de muertes por coronavirus (733 mil).
Tras la histórica caída de 7.4 por ciento del producto Interno Bruto (PIB) regional registrado el año pasado –su peor desplome anual desde que se tienen registros, a partir de 1821–, el BID proyecta un crecimiento de la economía de 4.1 por ciento para 2021, seguido de 2.5 por ciento en los años siguientes, de acuerdo con “la capacidad para vacunar” de los países y siempre que no se impongan nuevas restricciones que “tendrían un impacto adicional en la actividad económica”.
En caso contrario, vislumbra un escenario negativo, basado en un crecimiento menor de la economía en Estados Unidos y Europa, la aparición de nuevos brotes del virus y un despliegue lento de la inmunización.
Bajo estos factores, dijo, se frenaría el crecimiento en la región a sólo 0.8 por ciento este año; una contracción de 1.1 por ciento en 2022 y a penas un avance de 1.8 por ciento en 2023, alertó el BID, que ve necesario preparar el terreno para una recuperación más sólida.
Para evitar el escenario catastrófico, el BID instó a los países a emprender reformas fiscales urgentes, así como medidas que impulsen la productividad, cadenas de valor regionales, economía digital y creación de empleo inclusiva, sin sacrificar el objetivo de ralentizar el cambio climático que amenaza particularmente a la región.
Recomendó a los países con baja recaudación tributaria elevar sus ingresos sin sacrificar el crecimiento económico, los cuales deberían destinarse a proyectos que puedan tener un fuerte impacto social y en particular obras de infraestructura necesarias para construir una economía digital que genere más oportunidades laborales.
Según cálculos del BID, los gobiernos de América Latina irrigaron unos 485 mil millones de dólares en apoyo fiscal durante la pandemia, con paquetes que representaron en promedio 8.5 por ciento del PIB.
No obstante, mientras unos pocos países implementaron grandes paquetes de ayuda, más de dos tercios de las naciones de la región dieron un apoyo mucho más modesto, de alrededor de 3 por ciento del PIB o menos, en contraste con el promedio de 19 por ciento del PIB que alcanzaron los paquetes fiscales en las economías avanzadas, según la entidad.
El déficit fiscal general de la región se disparó de 3 por ciento en 2019 a 8.3 por ciento del PIB el año pasado, mientras el crecimiento de la deuda pública se elevó de 58 a 72 por ciento del PIB en los mismos años.
El informe del BID proyectó que la deuda pública de América Latina alcanzará 76 por ciento del PIB en 2023.