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Amuzgos de Xochitlahuaca se oponen a proyecto energético oficial

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Asamblea ejidal del pueblo amuzgo de Xochistlahuaca, Guerrero, donde rechazaron este domingo un proyecto energético que grupos académicos insisten en imponer. Foto cortesía del Comité Ejidal de Aguas de Xochistlahuaca
15 de marzo de 2021 11:32

Ejidatarios amuzgos de Xochitlahuaca, Guerrero, se oponen a la imposición de un proyecto presuntamente académico, implementado por la Universidad de Bienestar Benito Juárez (UBBJ) sobre “gestión sustentable de energía eléctrica”. Avalado por otras universidades, alentado por los gobiernos morenistas estatal y municipal, y en camino a ser financiado por CONACyT, este proyecto oficialista fue rechazado abrumadoramente por los indígenas ayer domingo. 

El comité ejidal de aguas de Xochistlahuaca y un grupo de defensoras y defensores del territorio Ncue (donde viven los amuzgos, o ñonmdaa, en el extremo sur oriental de Guerrero) informaron a La Jornada que el 14 de marzo se presentó ante la asamblea ejidal el responsable técnico del proyecto, José Maclovio Sautto Vallejo, con integrantes de su equipo. De entrada, los ejidatarios “increparon a los representantes agrarios” por haber firmado días atrás una minuta redactada por otra emisaria del proyecto sin consultar a la asamblea.

Enseguida se dirigieron a los responsables del proyecto “para responsabilizarlos del conflicto comunitario que se gestó a raíz de sus intentos de implementar el mencionado proyecto, violando nuestros derechos colectivos”. Cuestionaron que el diseño se gestionara “en el escritorio de los académicos, sin considerar las necesidades del pueblo amuzgo”, pretendiendo decidir sobre el uso y aprovechamiento de los bienes comunes de su territorio ancestral.

Los amuzgos expusieron “la marginación histórica y estructural en la que los pueblos originarios han sido utilizados por la academia, el Estado y las empresas para implementar proyectos extractivos y obtener fondos de financiamiento en beneficio de particulares”. Se les cuestionó “su ética profesional y sus prácticas de investigación hacia los pueblos originarios, porque se nos ignora y violan nuestros derechos colectivos ya reconocidos”.

En una recapitulación del proceso, los amuzgos refieren que el 18 de noviembre pasado se había presentado José Luis Valenzuela Lagarda, del Centro Regional de Educación Superior de la Costa Chica de la Universida Autónoma de Guerrero (UAGro), ante los representantes agrarios de Xochistlahuaca (Suljaá, en su lengua), para obtener su aval para un proyecto denominado “Generación sustentable de energía eléctrica en los Ríos Velero y San Juan para el desarrollo comunitario”.  La convocatoria incluía la participación del Centro Regional de Educación Superior Campus Cruz Grande, el Instituto de Energía Renovable (IER) de la UNAM, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), el Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados (IIEPA), el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), y el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ). 

El académico “no logró un diálogo, debido a que llegó tarde a la cita acordada, desconocía el contexto comunitario, la cultura, la lengua ñomndaa”, y esto, a dos días del vencimiento de la convocatoria para ingresar el proyecto. Ante el rechazo, obtuvo una nueva carta de intención de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UNBJ) con sede en Xochistlahuaca, el 19 de noviembre. 

El 23 de febrero, abundan los indígenas, “acudimos a una reunión convocada por la UBBJ, donde se nos avisó que se había pre-aprobado el mencionado proyecto”. Los ejidatarios se sorprendieron y cuestionaron la imposición. Su rechazo fue unánime, pues no hubo una consulta previa, libre, informada y culturalmente apropiada como establece el convenio 169 de la OIT.

El protocolo de investigación, argumentan, “tiene vacíos” en cuanto a impactos ambientales y comunitarios, costos de operación, tiempo del proyecto, escalas, metodologías ambientales, presupuestos, destino, gestión y administración de la energía eléctrica generada, además de que el nombre ni siquiera corresponde al del río de Xochistlahuaca. Se sugirió a la UBBJ retirar su carta de intención.

El 28 de febrero los ejidatarios enviaron a la directora general de CONACyT, María Elena Alvarez-Buylla Roces, el “acuerdo de no aceptación” al proyecto. El 5 de marzo, la UBBJ mandó una Carta de Retiro de Intención.

No obstante, el 7 de marzo, Ana Rosa García Angelmo, investigadora del Centro Regional de Educación Superior Campus Cruz Grande de la UAGro, se presentó en la Casa Agraria del ejido “para conseguir de manera alevosa y mal intencionada la aceptación del proyecto” a través de una minuta de reunión redactada por ella misma y que obtuvo sólo tres firmas. A su forma discrecional y opaca se sumaron “los mensajes del grupo de WhatsApp de su equipo de trabajo, los cuales utilizan un lenguaje racista, discriminatorio, prejuicioso y ofensivo hacia la comunidad y los pueblos originarios en general”.

Los amuzgos reivindican su “capacidad de tomar acuerdos y decisiones sobre nuestro territorio”, en base a las necesidades reales y sentidas de las comunidades.

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