Ciudad de México. Universitarias llamaron a realizar un análisis más riguroso para entender las causas que llevan al uso de la violencia de algunas organizaciones de mujeres durante las protestas, así como a buscar caminos para lograr una mayor unidad dentro de la diversidad del movimiento feminista, y a generar una agenda que propicie cambios concretos y políticas públicas en favor de todas las mujeres en la vida cotidiana, social, política y económica.
En la mesa de diálogo “Formas de lucha feminista”, convocada por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Astrid Navarro, de la Facultad de Derecho, rechazó las agresiones de mujeres contra mujeres o contra cualquier persona durante las protestas de todo tipo. “No a los martillazos”, reiteró en referencia a su artículo publicado en el número cero del periódico estudiantil ¡Goooya!
“Que se golpeen paredes, edificios, el piso, las vallas, pero no a las mujeres policías, que también son violentadas en su vida diaria, como muchas mujeres. Sería mejor sumarlas al feminismo para que no odien al movimiento”, planteó.
Niltie Calderón Toledo, de la Facultad de Filosofía y Letras, dijo que “lo que lleva el movimiento feminista en sus entrañas son todas las formas de lucha posibles, porque ha habido una violencia contra nuestros cuerpos desde todas las estructuras”.
Lo que sucede en un momento y lugar determinado durante una marcha, agregó, es sólo una parte de un movimiento mucho más amplio, con diversas formas de lucha y resistencia de acuerdo a cada caso, no sólo en México, sino en América Latina y otras partes del mundo. “Por eso hay que matizar el asunto de la violencia y, en todo caso, lo que habría que preguntarse es por qué están tan enojadas las mujeres”.
Emma Hernández Rodríguez, psicóloga social, criticó que se enjuicie a las mujeres a la hora de manifestarse, pues también es una forma de violencia que se les diga cómo se tienen que comportar.
Recordó entre las causas de esa indignación que, por ejemplo, en México asesinan o desaparecen a 11 mujeres al día en promedio.
Beatriz Contreras Castillo, de la Facultad de Derecho, señaló: “Necesitamos cambiar el discurso, el debate de si importan más los edificios que la violencia contra las mujeres ya se ha dado”. Recordó que el patriarcado y la violencia machista están en todos lados: escuela, familia, trabajo, no sólo en las calles. “Por eso debemos organizarnos, escucharnos, unirnos, hablar de políticas públicas, educación, desigualdades, y cambiar la vida de todas las mujeres”. También criticó que partidos políticos quieran utilizar el movimiento feminista, cuando en realidad antes han actuado en contra de él.
Arianna Rangel, del PUEDJS, consideró que la violencia no genera unidad sino división, y recordó que este tipo de acciones en las manifestaciones feministas no es nueva, pues, por ejemplo, se dio el siglo pasado en las protestas de las sufragistas. Las luchas sociales deben ser colectivas para que sean legítimas y, en este caso, acordes a las demandas de todas las mujeres, pero no con violencia, agregó, y propuso: “Hace falta más diálogo entre los grupos feministas para que más mujeres se unan a esta lucha”.
Erika Pérez, también del del PUEDJS, destacó que este movimiento trasciende la política partidista o a cualquier figura política, se esté a favor o en contra. “Debemos manifestarnos libremente a partir de nuestras luchas, demandas e historia propias. Al feminismo lo caracteriza la diversidad y no es sólo lo que pasó en el Zócalo de la Ciudad de México, pues además hubo rodadas, tianguis, performance, protestas de mujeres indígenas, en la frontera, represión en Aguascalientes”.