Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) anunció este jueves que aumentará el ritmo de su programa de compra de deuda a causa de la persistencia de la pandemia y la tensión evidente en los mercados de obligaciones soberanas.
Oficialmente, el dispositivo de compra de deuda de los países de la zona euro que el BCE tiene en su cartera (programa de urgencia contra la pandemia o PEPP), es de 1.85 billones de euros (2.21 billones de dólares), que pueden ser utilizados de aquí a marzo de 2022.
En su decisión de este jueves el consejo de gobernadores de la institución con sede en Fráncfort prevé que el ritmo de compras "aumentará claramente a lo largo del próximo trimestre, respecto a los primeros meses del año", según el comunicado emitido tras la reunión.
La decisión no conllevará ningún problema, ya que el BCE tiene aún más de la mitad del dinero por desembolsar.
El BCE ha actuado "con el objetivo de evitar un endurecimiento de las condiciones de financiamiento", explicó el comunicado.
Ante la atonía económica, los mercados de deuda soberana han vuelto a sufrir tensiones. Los inversionistas no acaban de tranquilizarse sobre la capacidad de recuperación europea.
El alza de los tipos de interés de esa deuda de los países de la zona euro "supone un riesgo para las condiciones de financiamiento" de la economía, afirmó la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en rueda de prensa.
El tipo a largo plazo alemán, así como el de otros países de la zona euro, bajó rápidamente tras el anuncio del Banco.
¿Un retorno de la inflación?
El BCE también planea mantener su antiguo programa de compra de deuda conocido como "QE", por un monto de 20 mil millones de euros (unos 23 mil millones de dólares) al mes, sin límite de tiempo.
Los bancos que lo necesiten continuarán beneficiándose de olas de préstamos gigantes, y a buen precio.
Y como último anuncio monetario, el BCE indicó que mantiene su principal tipo de interés permanece en cero por ciento, mientras que las entidades financieras tendrán un descuento de 0.5 por ciento de sus depósitos en los bancos centrales.
Desde su última reunión de enero, el BCE ha constatado que el relanzamiento económico no se concreta.
El Covid-19 presenta mutaciones que mantienen bajo presión los sistemas sanitarios de los países de la zona euro, y en el resto del mundo.
"El PIB (Producto Interno Bruto) volverá a contraerse en el primer trimestre del año", predijo Lagarde, pero la institución mantiene sus previsiones de crecimiento sin grandes cambios: 4 por ciento en 2021, 4.1 en 2022 y 2.1 en 2023.
Al mismo tiempo, la tasa de inflación aumentó 0.9 por ciento entre enero y febrero, lo que superó todas las expectativas.
Eso ayudó a incrementar la presión sobre el mercado de deudas soberanas.
Sin embargo, las previsiones del BCE en torno a la inflación aumentaron solo ligeramente: 1.5 por ciento para 2021 y 1.2 para 2022.
Si bien los precios se aceleran, ello se debe "principalmente a algunos factores transitorios y a un alza de los precios de energía" que deberían "desvanecerse a principios del año que viene", aseguró Lagarde.