Ciudad de México. Garantizar y ampliar el acceso de las mujeres al mercado laboral en México implicaría un crecimiento adicional de 0.4 por ciento cada año y elevaría 22 por ciento el producto interno bruto (PIB) per cápita, documentó el Banco Mundial. Esta brecha es la segunda más alta entre los países que se integran en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sólo detrás de Turquía.
Antes del confinamiento al que orilló la pandemia de Covid-19 menos de la mitad de las mujeres en edad de trabajar estaban en el mercado laboral, en total 45 por ciento; ahora esta proporción es de 41 por ciento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi); ellas han dejado de trabajar por la caída general en la oferta de empleo, pero sobretodo también porque se les han recargado las tareas de cuidado en el hogar.
El año pasado 1.7 millones de mujeres dejaron el mercado laboral; y esto no sólo resulta en un alto costo económico para ellas y sus familias, también para el país en su conjunto, expuso Gabriela Inchauste, economista líder en la Práctica Global de Pobreza y Equidad del Banco Mundial. “México es un país que tiene un talento humano inmenso, no aprovechar la mitad de su población es una oportunidad perdida”, apuntó.
Son varios aspectos los que limitan la entrada de las mujeres al trabajo. En primera la falta de oportunidades, seguido por reglamentos laborales que no prohíben a los empleadores consultar la situación familiar de la mujeres antes de contratarlas, la falta de un sistema de cuidados, un gasto público de 0.045 por ciento del PIB en servicios de estancia para niños de 0 a 2 años y roles aprendidos y normas sociales, añadió la investigadora.
Las mujeres mexicanas gastan en promedio el doble de tiempo que los hombres en trabajo doméstico y de cuidado, con la pandemia incrementó la población femenina que dejó su empleo remunerado por tener encima otras ocupaciones en el hogar.
Al cierre de 2020, más de 23.5 millones de mujeres no estaban disponibles para trabajar porque atendían otras obligaciones en el hogar, dicho número es 1.4 millones más alto que en 2019.
Con o sin confinamiento, la crianza de los niños es el principal motivo por el que ellas dejan de trabajar; mientra los servicios de cuidado para los infantes no son tan usados. En parte porque no son asequibles para una parte de la población y tampoco generan confianza en las madres, explicó Inchauste.
Aparte de la desconfianza en esas estancias infantiles, no han cedido normas sociales que recargan el trabajo doméstico en las mujeres. Un estudio cualitativo elaborado por el Banco Mundial en la Ciudad de México documentó que más del 40 por ciento de las mujeres opinan que los niños sufren cuando las mujeres trabajan. Algunas de ellas dijeron que se espera de ellas “sacrificarse para ser consideradas buenas madres”.
Sin embargo, la experiencia internacional muestra que buenos sistemas de cuidado ayudan al desarrollo social y cognitivo de los niños.
Aylen Isik Dikmelik, economista senior de la Práctica Global de Protección Social y Empleo, detalló que se necesita unificar el marco normativo y la oferta de servicios de cuidado infantil. México gasta 0.04 por ciento del PIB en estancias infantiles, ocho veces menos que el promedio de la OCDE, y adicional a ello lo hace con una regulación fragmentada y objetivos diferentes.
Subrayó que implementar un sistema de cuidados elevaría la entrada de las mujeres al mercado de trabajo. De acuerdo con un análisis del Banco Mundial, un centro de atención por cada mil niños se asocia con un incremento de entre 2.4 y 2.7 puntos porcentuales en la participación laboral femenina.
Pablo Saavedra, director de país para México del Banco Mundial, dijo que garantizar el acceso de las mujeres al mercado de trabajo “además de derechos humanos, es un tema económico muy importante”, como lo muestra la brecha de 22 por ciento del PIB per cápita que tiene el país para cerrar.
Agregó que, “el momento para discutir este tema es muy crítico” porque en medio de la afectación al empleo por la pandemia de Covid-19, “las mujeres han sido mucho más afectadas
