Ciudad de México. La emergencia sanitaria por Covid-19 no ha detenido la migración, que se lleva a cabo en las peores condiciones para las personas, por lo que “no hay que bajar la guardia, porque ésta es una agenda prioritaria”, afirmó la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, al señalar que el reto es la inclusión social.
En México durante 20013 hubo mil 296 solicitantes de asilo, cifra que se incrementó en tres mil 656.6 por ciento en 2019, cuando sumaron 70 mil 427, aunque el año pasado se redujo a 41 mil 227, que es más de dos mil por ciento respecto a hace ocho años.
Las rutas, alertó, se han diversificado hacia vías más peligrosas y un ejemplo es lo que sucedió recientemente con el asesinato de 19 migrantes guatemaltecos en Camargo, Tamaulipas, porque la migración y la movilidad humana continúan.
Durante su participación en el podcast #1000Días, de la Red de Líderes por la Primera Infancia, Convergencia para la Acción, con sede en Chile, destacó que tal situación está presente en el mundo y en América Latina a pesar de la emergencia sanitaria.
“La pandemia está dejando la idea de que verdaderamente está aislándonos socialmente, de tal manera que la gente no se está moviendo, lo cual es mentira. La gente se está moviendo y lo está haciendo en peores condiciones”, aseguró.
Las personas migrantes, argumentó, siguen cruzando el territorio nacional rumbo a Estados Unidos, “ya no tanto en caravanas grandes, sino que en la cotidianidad y en el día a día sigue la movilidad, pero ahora en condiciones muy adversas”.
Ante ello, se pronunció por apostar a la “portabilidad de los derechos”, que significa que cualquier persona de Honduras, El Salvador, Guatemala o México tiene la protección y el acceso a sus derechos, aunque no se encuentre en su país de origen.
En los últimos años se ha dado la migración sur-sur, pues México era generalmente un país de tránsito y de expulsión, y ahora se ha vuelto de destino a fuerza, y eso ha derivado en actos de discriminación, porque “se les ve como fuentes potenciales de contagio”.
Consideró que, el gran error es no colocar el tema migratorio a nivel mundial como un asunto de derechos humanos y sí en la agenda de seguridad.