Ciudad de México. El escultor y orfebre de origen húngaro Pal Kepenyes Kovac (Kondoros, 1926), nacionalizado mexicano en 1975, murió en la madrugada del domingo 28, a los 94 años, en su casa de Acapulco, donde residía desde 1959.
El pasado 23 de octubre recibió en la Embajada de Hungría en México el Premio Kossuth, la máxima condecoración que otorga su país natal para reconocer el desempeño de los artistas en el ámbito cultural. El galardón lleva el nombre de Lajos Kossuth, el líder emblemático y espiritual de la revolución húngara de 1848 contra el Imperio Habsburgo. Fue establecido en 1948 con motivo del centenario del movimiento armado.
Kepenyes descubrió su vocación desde los nueve años. Después de la Segunda Guerra Mundial se inscribió en la Escuela de Artes Decorativas, en Budapest, luego en la Academia Superior de Bellas Artes en donde fue alumno de Béni Ferenczy.
Fue prisionero de guerra del régimen estalinista, estuvo incomunicado dos años y durante tres años realizó trabajos forzados, “humillado y hambriento, una sombra, sin nombre, un número, sin espejo, sin pluma, sin libros ni papel, únicamente yo”, escribió. Sobrevivió al diseñar figuras y obras que posteriormente realizó. En 1956, con la Revolución Húngara, recuperó su libertad, dejó de su país para ir a Francia donde estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes. En la residencia estudiantil conoció a compañeros de México, país a donde emigró al poco tiempo.
Su producción comprende desde miniaturas y joyas escultóricas, hasta obra monumental en distintas ciudades de México: Pueblo del sol, en Acapulco, El baile, en Atizapán, Estado de México, La familia en Monterrey, y Kofiapa, en la Embajada de Hungría en México.