Ciudad de México. De los 5 mil años de ingenio humano que acopia, resaltan los cartones de Rafael de la serie de Los hechos de los apóstoles, que representan la vida de San Pedro y San Pablo, realizados por encargo del papa León X como bosquejos a color de tamaño natural para los tapices de la Capilla Sixtina, hoy conservados completos en los Museos Vaticanos.
Es una obra excepcional y rara del Renacimiento, realizada por Rafael en la cumbre de su carrera, entre 1515–1516. Se han conservado siete de los 10 cartones que componen la serie, milagrosamente íntegros, a pesar del frágil soporte (papel sobre tela) y del gran tamaño del formato.
Las imágenes en alta definición (https://www.vam.ac.uk/collections/raphael-cartoons) estarán disponibles mientras el museo continúe cerrado por las restricciones del Covid-19.
Posteriormente, podrán verse en la sala a través de tabletas interactivos a disposición del público, como parte de las herramientas museográficas que ofrece el recinto tras la renovación integral de la sala 48a, conocida como el Patio de Rafael, donde se encuentran desde 1950.
Las fotografías de los cartones fueron realizadas por la Fundación Factum en 2019 con tecnología de punta, mediante escaneado en 3D e infrarrojo.
Historia de los cartones
La inmersión es total y estratificada, por lo que se puede apreciar no sólo la superficie de la pintura, sino el bosquejo inicial en carboncillo y los pentimenti (arrepentimientos) del artista.
Se distinguen, entre muchos detalles más, los diminutos orificios de los alfileres empleados para traspasar la imagen al tapiz, las líneas de separación de cada una de las 200 hojas de papel pegadas en la tela que componen cada cartón, e infinidad de detalles difícilmente perceptibles.
Los cartones fueron fotografiados en 1858, en una operación que duró meses por encargo del príncipe Alberto.
Después de las imponentes comisiones de frescos en la Capilla Sixtina de Sixto IV (1471-1484) y Julio II (1503-1513), quien en 1508 encargó a Miguel Ángel la decoración de la bóveda, el papa Medici León X quiso dejar su huella, aunque movible y frágil, pero tan importante como las anteriores.
El capellán papal, Paris de Grassis, anotó cuando fueron desplegados por primera vez ante la presencia del pontífice el día de San Esteban, el 26 de diciembre de 1521; fueron considerados por unanimidad lo más hermoso que nunca antes se hubiera visto en el mundo
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El suyo fue un proyecto grandioso, costosísimo, por cuya belleza y calidad tuvo enormes repercusiones a escala artística y de coleccionismo, superando las comisiones de las casas reales. El gusto por los tapices en el papado llevó a la creación de un taller de producción en 1627 en Roma.
Innovadores, prácticos y embellecedores
Los tapices eran una ostentación del lujo debido a la laboriosidad y los materiales que empleó el artista, entre ellos lana, seda y a veces hilo de plata.
Además, a pesar de ser grandes lienzos eran fáciles de transportar y embellecían cualquier espacio con sólo desenrollarse y colgarse.
Los cartones de Rafael llegaron a Inglaterra a principios del siglo XVII, a la colección del futuro rey Carlos I.
La reina Victoria los cedió en comodato al V&A en 1865, en memoria de su esposo, el príncipe Alberto, poco después del nacimiento del museo (1857), para el goce de público. Los dibujos fueron enviados a Bruselas –el mayor centro productor de tapices en Europa–, al famoso taller del tejedor Pieter van Aelst, quien transformó los cartones en tapices.
Rafael innovó con estos objetos en parte por motivos prácticos, ya que eliminó casi del todo los motivos arquitectónicos.
El artista de Urbino sustituyó los diseños anticuados con escenas llenas de figuras con la atención puesta en el drama de las representaciones y eliminó detalles superfluos, como puede admirarse en los cartones.
Estas piezas ejercieron gran influencia en artistas como Rubens, Nicolás Poussin y John Constable, entre muchos otros.