Iguala, Gro. Aún no se escribe la historia de la represión en México, pero, sin duda, sería un relato sumamente cruel e inhumano
, expuso el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En lo alto del cerro Tehuehue, donde conmemoró el bicentenario del Plan de Iguala y el Día de la Bandera, junto a su homólogo de Argentina, Alberto Fernández, planteo: el caso de Ayotzinapa es una espina que traemos clavada en el alma
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Galería: Conmemoración del 200 aniversario del Día de la Bandera mexicana
En lo alto de la loma, donde despunta el asta bandera más elevada de Latinoamérica –113 metros– y las fuerzas armadas organizaron el acto de remembranza del plan firmado por Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, el presidente López Obrador centró su intervención en la hasta ahora irresoluble desaparición de los 43 normalistas.
Nuestro pueblo, en especial sus comunidades indígenas y afromexicanas, ha padecido exterminio, esclavitud, cepos, azotes, encierros, deportaciones, destierros, desapariciones, fusilamientos, despojos y muchas otras formas de represión
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Al referir que hace dos siglos predominaban los oportunistas, proclives a traicionar en cualquier momento, destacó el ominoso suceso perpetrado hace más de seis años. “Desde entonces, ese talante autoritario del pensamiento conservador no ha dejado de existir, echó raíces y se ha mantenido hasta nuestros días en todo el país, en Guerrero y aquí en Iguala. Sería imperdonable estar en esta ciudad sin recordar el lamentable suceso del 26 de septiembre de 2014, cuando fueron reprimidos y desaparecidos jóvenes estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa.
“Ese día, el autoritarismo mostró de nuevo su rostro siniestro y se hizo evidente la complicidad del gobierno con la delincuencia organizada. Por eso se pretendió engañar con la denominada verdad histórica, según la cual los 43 jóvenes desaparecidos habrían sido quemados en un basurero del municipio limítrofe de Cocula.”
El abrasador calor del mediodía no amainó la fuerza del discurso: “todo ese infundio se ha venido cayendo con las recientes investigaciones. Sin embargo, es tan temible la asociación delictuosa que produjo esta tragedia y el pacto de silencio establecido que, aun con 82 detenidos y con el ofrecimiento de protección y recompensa, pocos de ellos hablan, por lo que todavía no sabemos a ciencia cierta dónde están los estudiantes de Ayotzinapa.
Pero esto no quiere decir que nos daremos por vencidos o nos cansaremos de buscar a los jóvenes desaparecidos; por el contrario, el hablar de este caso aquí y en esta fecha importantísima en la historia de nuestro país significa continuar llamando a todo el pueblo a participar para que se informe de todo lo que se sepa sobre estos tristes hechos. Vengo a Iguala de nuevo a refrendar nuestro compromiso de no claudicar y seguir adelante hasta conocer la verdad, encontrar a los jóvenes y castigar a los responsables
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