Morelia, Mich., Han transcurrido ocho años desde que el 24 de febrero de 2013, Día de la Bandera, más de 400 ciudadanos se levantaron en armas en contra de el grupo Los Caballeros Templarios, que tenían aterrorizados a los habitantes de la cabecera municipal de Tepalcatepec, y en la tenencia de La Ruana, municipio de Buenavista Tomatlán. Así nacieron los grupos de autodefensa en Michoacán.
En este tiempo, si bien desapareció uno de los carteles más sanguinarios, otros grupos delincuenciales se fortalecieron, dando paso a otros que aún acechando casi todas las regiones de esa entidad.
No queda claro como los colonos de ambas poblaciones —a 40 kilómetros de distancia entre una y otra— salieron a las calles el mismo día y casi a la misma hora portando playeras blancas con la leyenda de “Grupo de Autodefensas”. Tampoco se ha transparentado por qué fueron tolerados desde el inicio por las fuerzas federales y estatales.
Hipólito Mora, ex líder del grupo de autodefensas de la Ruana y ahora precandidato del Partido Encuentro Social (PES) a la gubernatura, dijo que cinco días antes de tomar las armas habló con un general conocido suyo: “Le comenté los planes que yo traía y envió tres o cuatro camionetas de soldados a La Ruana, para que los templarios se salieran y se fueran al monte, lo que aproveché para convocar la reunión en el pueblo”.
Dijo que, ante la presión, los templarios se salieron de La Ruana, en la que habitan 10 mil personas.
El ahora político compartió que el domingo del levantamiento llegaron algunos policías federales al lugar, liderados por comandante, “un hombre de ideales” como lo describe Mora, quien lo buscó y luego de charlar “logré que hablara en el templete”.
Hipólito Mora indicó que nunca tuvo más de 250 hombres bajo su mando, y que aunque otros líderes de autodefensas presumían contar con 20 mil, "la verdad es que nunca superaron más de tres mil en todo Michoacán".
Ante medios informativos Mora afirmó que a él se le ocurrió la idea de crear guardias comunitarias ante los abusos del crimen organizado, como cobro de cuotas, secuestros, homicidios y violaciones. “Me reuní con un amigo de Tepalcatepec desde semanas antes del levantamiento y nos pudimos de acuerdo, ya que este pueblo tenía el mismo problema que nosotros”.
Durante los primeros días el vocero del grupo armado en Tepalcatepec fue Juan José Farías, "El Abuelo", quien estuvo preso en 2009 por presuntos nexos con la delincuencia organizada, pero meses después salió absuelto. Actualmente encabeza “un grupo ciudadanos de autodefensas”, que trata de evitar que el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se apodere de esa región y que le hagan daño, pues vive bajo amenaza.
De acuerdo a Ignacio Mendoza, abogado de autodefensas encarcelados, a un mes de haberse levantado en armas, fueron detenidos los primeros 47 de ese grupo civil en la carretera La Ruana-Buenavista, acusados de portación de armas de uso exclusivo del ejército.
Los grupos de autodefensas, por acuerdo con autoridades federales, no deberían salir fuera de sus pueblos. En total fueron más de 800 los detenidos; incluso en 2018, había al menos 180 detenidos en prisiones de Michoacán de otras entidades como Veracruz.
En diferentes enfrentamientos murieron decenas de autodefensas, integrantes de sus familias, simpatizantes, lo mismo que templarios y cabecillas como Nazario Moreno "El Chayo"; Enrique Plancarte Solís, "El Kike"; "El Tío Nacho"; así como "El Tucán", "El Toro", "El Pantera"; mientras que Servando Gómez Martínez, "La Tuta", se encuentra en prisión.
De acuerdo con Hipólito Mora los delincuentes infiltrados en los diferentes movimientos de defensa civil contra del crimen organizado, los llevaron al fracaso; lo que a la postre, indicó, “ahora se están matando por la disputa de las plazas”.
El más emblemático de los líderes de este movimiento armado social fue José Manuel Mireles, quien fue detenido en la costa del estado junto con otros 100 de sus seguidores en junio de 2014, por negarse a entregar las armas, como lo instruyó un mes antes el entonces comisionado para la Seguridad de Michoacán, Alfredo Castillo cervantes.
Mireles estuvo en prisión hasta mayo de 2017 acusado de portación de armas de uso exclusivo del ejército. En agosto de 2019 fue nombrado subdelegado del ISSSTE, cargo que ocupó hasta el día de su fallecimiento el 25 de noviembre de 2020 por complicaciones provocadas por Covid-19.
Al doctor Mireles otros líderes le cuestionaron haber formado parte de los grupos de autodefensa en donde participaron Luis Antonio Torres, "El Americano" y Estanislao Beltrán, "Papá Pitufo"; al primero se ellos, se le consideraba parte del crimen organizado —y desapareció en 2018, incluso se dijo que había sido asesinado—, y el segundo fue considerado un mercenario que se fue a vivir al norte del país después de entregar las armas en 2014.
Otro líder de guardias comunitarias que tampoco siguió las reglas marcadas por Alfredo Castillo fue Cemeí Verdia Zepeda, quien estuvo dos veces preso y fue víctima de dos atentados. Originario de Ostula, municipio de Aquila, el padre de Verdia y al menos ocho comuneros fueron asesinados a manos de delincuentes que despojaron a los pueblos nahuas de sus recursos naturales.
Cemeí se levantó en armas en 2013 y logró integrar un grupo con más de 500 personas provenientes de los municipios de Coahuayana, Aquila, Chinicuila y Coalcomán. Fue candidato a diputado por el PAN y actualmente es productor de papaya, tiene una huerta en los límites de Colima y Michoacán.
Por otra parte, Agustín Villanueva Ramírez, líder de comunitario en Aquila, logró beneficios a favor de más de 450 comuneros, a través de un movimiento comunitario, tales como regalías de la mina de hierro Ternium; amén de que formó un grupo de autodefensas. Estuvo preso más de cuatro años, hasta octubre de 2017.
Luego de haber iniciado el movimiento armado de autodefensas en Aquila, la gente de esa zona denunció a Germán Ramírez, "El Toro" —segundo de a bordo de guardias comunitarias de Cemeí Verdia—, de encabezar un grupo delictivo, junto con Héctor Zepeda, el "Comandante Tetos", de Coahuayana y otros integrantes de grupos de autodefensas de esa región ubicada en la Sierra-Costa.
Según exdirigentes de guardias comunitarias hubo muchos delincuentes infiltrados que fueron contratados por Alfredo Castillo, como los hermanos Sierra Santana y Luis Antonio Torres, del grupo delictivo Los Viagras, quienes fueron integrantes del grupo especial Fuerza Rural G-250, que se dedicaron a perseguir líderes templarios.
Han transcurrido ocho años y el crimen organizado cada vez cobra más víctimas en Michoacán.
En 2020 se cometieron más de dos mil 200 homicidios, en su mayoría tuvieron que ver con la delincuencia organizada.
Actualmente el grupo delictivo que adquiere cada vez más fuerza en Michoacán es el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que se disputa el territorio en contra de Los Viagras, y por otros grupos delictivos más que integran Carteles Unidos en Michoacán.