Ciudad de México. A los alambres de luz, vino un pájaro y cantó es el título de la retrospectiva con la que el pintor Raúl Herrera Rodríguez de la Vega celebra sus 80 años de vida, cumplidos el pasado 16 de enero, en NN Galería, situada en la capital oaxaqueña.
Son 24 obras en diferentes formatos, cuya hechura abarca desde 1963 y hasta enero pasado, en los que el artista hace patente su compromiso con la potencia del trazo, la sutileza del color, el enigma del movimiento y la libertad en la pintura.
Es una propuesta abstracta que tiene como fuente el interés temprano del autor por la física cuántica, la filosofía oriental —en particular la japonesa— y la caligrafía china, así como la práctica del tai chi chuan.
“Desde el principio me interesó mucho el movimiento en la pintura, a lo que se suma que a los inicios de mi carrera comenzó la difusión de la física cuántica, algo que nadie sabe en qué consiste. En un libro de un físico nuclear me enteré de que la materia no existe, que todo es energía con diferentes densidades y vibraciones y que todo depende de la velocidad a la que se mueven las partículas. Eso me hizo sentir la pintura directamente, a partir de la técnica japonesa y de la caligrafía china con tinta”, comenta Raúl Herrera.
“Eso me llevó directamente a la pintura acción, a un camino en el que buscaba una pintura muy expresiva, libre, conectada con el fluir de la naturaleza. Después encontré una escuela de artes marciales en la que aprendí la filosofía que mueve el cuerpo, el tai chi chuan, y eso influyó enormemente mi trabajo”, menciona.
Esta muestra, abierta al público del 24 de febrero al 24 de mayo, representa para el artista una oportunidad de examinar sus más de 50 años de trabajo, ya que a lo largo de su carrera conservó para sí las obras que consideraba mejores de cada exposición y ahora los reúne por vez primera en un mismo discurso.
Un factor determinante en el quehacer del pintor, según refiere, fue su estadía en París, de 1961 a 1964, donde se estableció en búsqueda de un lenguaje diferente y se topó con la explosión de diferentes corrientes pictóricas, desde el grupo Cobra y artistas catalanes como Antoni Tàpies hasta pintores abstractos expresionistas.
“Mi concepto, mi obra, está en la corriente expresionista. Eso quiere decir que va directamente a expresar con el color y la dinámica las emociones”, comenta y agrega que su trabajo funciona a través del concepto abstracto.
“Uso los colores, las formas y dibujo como un lenguaje total. En lugar de hacer una descripción o algo visual, trato de imaginar y pasar a una dimensión directamente con los colores lo que puede evocar la línea, la composición, lo que considero realmente la pintura pura”.
El título A los alambres de luz, vino un pájaro y cantó tiene que ver con la fascinación que Raúl Herrera tiene por las aves, en particular por su estructura anatómica, puesto que, a su decir, aunque tienen los mismos elementos, todas son muy diferentes.
La exposición es la tercera que monta la Galería NN y puede visitarse previa cita a través de la página de Facebook del recinto (www.facebook.com/NNGaleria).