Con el termómetro en un dígito y apenas cubiertos con alguna cobija o una chamarra ligera, cientos de migrantes de origen centroamericano en su mayoría, durmieron en la plancha de concreto de la explanada ubicada frente a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración en las inmediaciones del puerto fronterizo de El Chaparral, en Tijuana, Baja California, en espera de que Estados Unidos los reciba para reanudar su solicitud de asilo en ese país.

El sacrificio tuvo su resultado cuando por la tarde Estados Unidos recibió por Tijuana a un primer grupo de 25 extranjeros inscritos en el Protocolo de Protección a Migrantes (MPP), luego del anuncio que hizo el gobierno de Joe Biden de que a partir de este viernes se reanudaría el registro de los solicitantes de refugio ante las circunstancias de violencia o pobreza en sus lugares de origen.

Desde Washington, la agencia Reuters reportó también que el gobierno de Estados Unidos expresó interés en financiar vuelos para trasladar a los solicitantes de asilo bloqueados por una decisión del ahora ex presidente Trump, según dijo Dana Graber, jefa en México de la Organización Internacional para las Migraciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esa nación y la ONU están evaluando la ubicación de los migrantes y los costos asociados a los vuelos, y aún no se han tomado decisiones, aseguró la funcionaria.

Autoridades de ACNUR confirmaron a La Jornada Baja California el ingreso al vecino país de los 25 migrantes que ya disponían de una cita para continuar con su trámite de solicitud de asilo.

El anuncio del gobierno de Joe Biden de retomar las solicitudes llenó de esperanza a quienes desde 2019 pidieron asilo humanitario, pero bajo el esquema del MPP fueron obligados a permanecer en suelo mexicano. Sin embargo, fueron alrededor de 400 personas las que se formaron desde la noche del jueves frente a El Chaparral, el acceso peatonal a San Diego, California, sin importar la temperatura congelante.

El director del albergue Ágape, Alberto Rivera, dijo que diariamente serán admitidos 300 migrantes en toda la frontera de México, 25 de ellos por la garita Tijuana-San Diego, pero solamente con un número de ficha y la cita emitida por autoridades migratorias.

Nery Maribel Cabrera Gómez tenía una cita programada para el 19 de febrero a las 8:00 horas; “Ya tengo dos años aquí en Tijuana. He estado en siete cortes en Estados Unidos y hasta ahorita que me tocó pero me dicen que regrese el lunes”, dijo la mujer migrante de origen hondureño.

Desplazados por la violencia de sus lugares de origen, 300 migrantes, entre ellos 89 niños, continúan en el puerto fronterizo de Tijuana-San Diego.

Alexa es una mujer de Guerrero que llegó a el puerto fronteriza hace seis meses, a su marido lo sacaron de su casa y lo asesinaron. Ella salió con sus hijos para solicitar la protección del gobierno estadunidense, "el asilo es para los niños, uno ya vivió y la esperanza es para ellos" dijo al tiempo de señalar que "todos los que estamos aquí huimos de nuestras casas por el miedo o la pobreza".

Mervin, originario de Honduras, permanece en Tijuana desde hace dos años, cuando llegó con una de las caravanas y cuenta con un folio de su petición de petición de asilo.

En la frontera de Matamoros, Tamaulipas, el mal clima y fallas en el sistema obligaron a suspender el registro de migrantes en el PPM que esperan asilo humanitario en Estados Unidos. La activista Gladys Cañas de la agrupación pro migrante Ayudándolos a triunfar dio a conocer que el registro que está bajo supervisión de la ONU se reanudará el martes 23 de febrero.

“Pero solamente para quienes habían aplicado antes de que suspendieran las cortes migratorias por la pandemia, por eso estamos pidiendo a migrantes que están fuera de Matamoros que no vengan en este momento porque no se les va atender”. En Matamoros, los solicitantes permanecen en un campamento ubicado en las márgenes del río Bravo.

Hizo un llamado urgente para que migrantes que están en otras ciudades de Mexico u en otros países pero no se inscribieron al programa MPP no lleguen a la frontera porque no podrán calificar para el asilo.

La misma política se aplicará para los alrededor de cinco mil cubanos que viven y varios trabajan en Ciudad Juárez, además de una cantidad similar de centroamericanos.