Ixtepec, Oax., Hablar, escribir, leer, entender y cantar en zapoteco implica una secuencia que, en gran parte y sin usar un método didáctico, ejercieron los padres y abuelos durante mucho tiempo y siguen haciéndolo en otras localidades; pero en Ixtepec, no; allí, la lengua oficial, el español, va ganando terreno como idioma único.
Consciente de ese fenómeno, el profesor Jesús Hernández Velásquez lucha, desde 2016, porque sus alumnos revaloricen su lengua madre, y lo está logrando. Sus armas de enseñanza son sencillas: canciones, poemas, cuentos cantados y narrados, acompañados de instrumentos musicales, facilitan el aprendizaje de esta lengua madre.
Ese año, Jesús, quien da clases en el bachillerato, decidió crear un taller de música en el cual introdujo, sin que los menores se dieran cuenta, el amor por esa lengua; allí acuden 25 niños y adolescentes y desde entonces el zapoteco tiene otro matiz, no sólo lo hablan, ahora lo comprenden y cantan.
Ixtepec tiene 28 mil 82 habitantes, de los cuales 5 mil 31 (18 por ciento) hablan zapoteco, según el censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, un porcentaje muy bajo si se compara, por ejemplo, con Juchitán, donde habitan 63 mil 800 hablantes de zapoteco, de 120 mil habitantes, más de la mitad.
Los niños y el maestro se reúnen semanalmente en Cheguigo Benito Juárez, uno de los seis barrios de Ixtepec donde habitan alrededor de 300 personas. José de Jesús dijo que ahora le hace feliz hablar zapoteco y tocar la guitarra porque puede dar serenatas a sus abuelos o cantarles.
La tranquilidad que se siente allí permite observar una vida comunitaria que el tiempo pareciera no interrumpir: las mujeres elaboran el tradicional totopo de maíz, mientras los hombres cultivan el campo y se comunican en su lengua madre, el zapoteco (didxhazaa), contrario a la mayoría de los niños y jóvenes que han perdido esa identidad cultural.
Quise mostrar que la música también forma parte de esta labor de rescate y revalorización, porque eso es, que los niños y niñas entiendan que hablar una lengua es sinónimo de identidad, y lo estamos logrando, llevo dos generaciones y han aprendido lo básico, a decir su nombre, su edad y también a valorar más a sus abuelos
, expresó Hernández Velásquez en entrevista con La Jornada.
Ca bixhe’ nadxi’ ña’ (Los duendes traviesos)
El grupo de niños se llama Los duendes traviesos (o Ca bixhe’ nadxi’ ña’). Jesús escribió una canción con el mismo título, en la que utilizó pronombres, nombres, colores y animales, de tal forma que al cantarlo los niños aumenten su vocabulario.
“La idea es construir un espacio donde la lengua habite, donde nuestro didxazaa se replique, donde los niños puedan estar listos para conversar con sus abuelos y aprendan cosas de la vida diaria, ése es el fin, que sean duendes traviesos, listos para enfrentar la vida”, señala el profesor.
No hay un día especial para conservar una lengua, para mí todos los días son 21 de febrero
, expresa con orgullo el maestro, quien sosteniendo su guitarra y acompañado por los duendes traviesos dedica una canción a los abuelos Candelaria Hernández e Isidro Velásquez, hablantes del zapoteco en el barrio Cheguigo Benito Juárez.
Dulce Valeria, Andrea Noeli, Ivana, José de Jesús y Vivian son cinco de los 25 niños que continúan en sus clases, el resto prefirió esperar a que pase la contingencia por el Covid-19; sin embargo, todos, entre 11 y 12 años de edad, tocan instrumentos musicales y han aprendido a cantar y pronunciar algunas palabras en zapoteco.
No es fácil aprender un nuevo idioma
, asegura uno de ellos, pero ya pronuncian su nombre y su edad en una lengua para ellos nueva, a pesar de escucharlo de sus abuelos.
Concepción Cartas López, de 67 años de edad, es abuela de una de las niñas que asiste a los talleres y resalta que gracias al maestro nuevamente se dio vida al zapoteco, porque es una lengua que va en decadencia.
Mi lengua madre es el zapoteco, por eso a mis hijas y nietas les digo que lo hablen, sólo así podemos darle vida, agradezco al maestro por su gran apoyo y paciencia, porque lo que hace no cualquiera lo realiza, hay que dedicarle tiempo y mucho amor
, concluyó.