Madrid. Más de 50 personas fueron detenidas el miércoles en España en una nueva noche de altercados a raíz del encarcelamiento de un rapero, un caso que ya está removiendo la política del país y suscitando acusaciones cruzadas.
Las manifestaciones y altercados estallaron el martes noche en Cataluña, horas después del ingreso en prisión del rapero Pablo Hasél, condenado a nueve meses por unos tuits insultantes con la monarquía y la policía.
La movilización se extendió el miércoles a Madrid y otras ciudades españolas. En la capital, cientos de jóvenes se enfrentaron a la policía en la céntrica Puerta del Sol, a gritos de "¡Pablo Hasél, libertad!".
Porra en mano, los agentes cargaron contra los manifestantes, que replicaron con lanzamientos de botellas y destrozaron luego los escaparates de algunas tiendas cercanas. Hubo 19 detenidos y 55 heridos, entre ellos 35 policías, indicaron las autoridades.
También se produjeron incidentes violentos en la ciudad andaluza de Granada, donde los manifestantes quemaron contenedores de basura y cuatro personas fueron detenidas.
Y en Barcelona, los manifestantes lanzaron objetos a la policía y levantaron barricadas que luego incendiaron. Los agentes los disolvieron con pelotas de foam.
Trenta y tres personas fueron detenidas en toda Cataluña, que se suman a los 15 del martes, y 14 resultaron heridas.
Pere Ferrer, director general de la policía regional, Mossos d'Esquadra, describió un "escenario de alta complejidad", por el "alto volumen de desórdenes públicos", incluyendo saqueos a comercios, daños a mobiliario urbano y "ataques directos a la línea policial".
El funcionario confirmó que la noche del martes, una joven perdió la visión de un ojo a causa de la intervención policial, y anunció una investigación interna para esclarecer lo ocurrido.
La violencia fue denunciada por distintos políticos, como la socialista Carmen Calvo, vicepresidenta primera del gobierno, aunque el presidente, Pedro Sánchez, guarda silencio de momento.
"Ningún derecho se puede defender ni expresar con violencia", aseveró Calvo en Televisión Española. "Una manifestación que no procedía, que no estaba comunicada, detenidos, heridos, muchos daños materiales: eso no se corresponde con la libertad de expresión", añadió.
Debate sobre libertad de expresión
El caso de Hasél reabrió el debate sobre la libertad de expresión, en un país en el que varios músicos y simples tuiteros fueron procesados en los últimos años por cargos similares.
Pero también expuso una vez más las desavenencias entre los socios de gobierno, la izquierda radical de Podemos, que fustigó duramente el encarcelamiento, y los socialistas de Sánchez, que quieren reformar el Código Penal para que este tipo de delitos no se castiguen con prisión.
El diputado de Podemos Pablo Echenique se ganó una lluvia de críticas al tuitear en el momento de los disturbios en Madrid: "Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles. Ayer en Barcelona, hoy en la Puerta del Sol".
Y también le cayeron dardos a Pablo Iglesias, líder de Podemos y vicepresidente segundo del gobierno, por decir que en España no hay plena normalidad democrática y criticar el encarcelamiento de Hasél.
El presidente Sánchez "tiene hoy mismo que cesar a Pablo Iglesias", porque los disturbios "han contado con el aliento" de Podemos y sus dirigentes, dijo Cuca Gamarra, portavoz de la principal formación opositora, el conservador Partido Popular.
Hasél, de 32 años y con antecedentes penales, fue condenado en 2018 por un delito de enaltecimiento del terrorismo, a causa de unos tuits publicados entre 2014 y 2016.
En ellos calificaba al rey Juan Carlos I de "mafioso" y "ladrón", acusaba a la policía de matar y torturar a migrantes y manifestantes y elogiaba a personas implicadas en delitos de terrorismo.
Unas 200 personalidades, entre ellas el director de cine Pedro Almodóvar y el actor Javier Bardem, firmaron un manifiesto de apoyo al rapero, que se negó a entrar voluntariamente en prisión y tuvo que ser detenido el martes.