La ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, resaltó la importancia de la lucha democrática en América Latina frente a las guerras comerciales y legales del neoliberalismo y destacó, en ese sentido, los triunfos “que barrieron en la región y llevaron al restablecimiento de gobiernos populares, en México con Andrés Manuel López Obrador, en Argentina con Alberto Fernández, en Bolivia con Luis Arce y en Ecuador con la victoria de Andrés Arauz, en primera vuelta”.
Al participar en los foros para la Evolución mexicana, convocado por la dirigencia de Movimiento Ciudadano, describió que el debilitamiento de los Estados democráticos ha sido auspiciado por los ataques sistemáticos en forma de golpes de Estado o de lawfare (guerra jurídica), como la que -dijo- se aplicó en Brasil para frenar a Luis Inacio Lula da Silva, y que permitió “la elección de un ultra derechista, Jair Bolsonaro”.
Durante su participación, resaltó que los ataque a las democracia han producido un fuerte y deliberado deterioro de los sistemas de protección social y reseñó que la pandemia de coronavirus ha develado que el neoliberalismo es el principal determinante de la desigualdad que hace que la crisis sanitaria sea tan explosiva.
Roussef expuso que los efectos del virus se acentúan y convierten en muertes crecientes debido también a la falta de preparación de los sistemas sanitarios para contenerlo y la pandemia “no ha hecho más que radicalizar tendencias en marcha en nuestras sociedades antes de que surgiera”.
De esta manera, sostuvo, “el coste de cuatro décadas de neoliberalismo con inmensa concentración de la riqueza y negación sistemática del papel del Estado se está pagando con vidas humanas, además de que los gobiernos han demostrado no estar preparados para hacer frente a la pandemia y los mercados no son capaces de sustituir al Estado y responder a la crisis sanitaria”.
Resaltó que, frente a las medidas adoptadas por gobiernos elegidos popularmente, de afirmación de la soberanía, de fortalecimiento del gasto social y de desarrollo inclusivo, “las elites locales e internacionales comenzaron a revertir esos logros con el objetivo de imponer la agenda neoliberal a través de la guerra híbrida, instituyendo el nuevo patrón de golpe de Estado, igualmente devastador, aunque sin tanques en las calles y el cierre del Congreso”.
Explicó que una de las armas estratégicas de la guerra híbrida es la lawfare, o el uso de la ley como arma para destruir a los líderes opositores, transformados en enemigos a los que hay que proscribir en las elecciones.
Ejemplos de ello, abunndó, son el encarcelamiento de Lula en Brasil, los juicios contra Cristina Kirchner en Argentina y Rafael Correa en Ecuador.
“La operación Lava Jato, un caso típico de lawfare, fue uno de los principales instrumentos de degradación institucional en Brasil. Comandado por un juez parcial y manipulador, ya desenmascarado públicamente. Lava Jato interceptó al mayor líder popular de la historia de Brasil impidiéndole concurrir a las elecciones presidenciales de 2018. y permitió así la elección de un ultraderechista, Jair Bolsonaro”, expuso.