Barcelona. A sólo unas horas de que se inicie de forma oficial las votaciones, la principal preocupación de las autoridades de Cataluña y de los jueces de la Junta Electoral Central es si finalmente se podrán constituir las mesas electorales suficientes para garantizar una jornada electoral con garantías. Y a la espera de que los casi seis millones de ciudadanos catalanes convocados a las urnas acudan a votar para elegir a los nuevos 135 miembros del Parlamento regional, que será a su vez el órgano responsable de elegir al futuro gobierno autonómico que presidirá las instituciones los próximos cuatro años.
Cataluña es la comunidad autónoma del Estado español que más elecciones ha celebrado en los últimos años, fruto precisamente de la convulsa situación política que se vive en la región y en las cada vez más intensas reivindicaciones de independencia y autodeterminación. Serán las quintas elecciones en diez años, sin contar los dos referéndums o consultas ciudadanas que preguntaron a la ciudadanía si preferían permanecer en el Estado español o tomar rumbo a una nueva República independiente, y que precipitó precisamente la crisis política en la que está inmersa.
Según los últimos datos de los organismos electorales, este domingo, si se constituyen las mesas electorales, podrán votar cinco millones 624 mil ciudadanos, que, distribuidos en cuatro provincias -Barcelona, Tarragona, Lleida y Girona- elegirán a los 135 diputados del Parlamento regional. En disputa está en el gobierno de la Generalitat, que actualmente está controlado por una coalición de las fuerzas independentistas -Junts per Catalunya (JxCat), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Candidatura Única Popular (CUP), que son a su vez las formaciones que han liderado el movimiento a favor de la independencia de los últimos doce años y que tuvo su momento álgido en octubre del 2017, cuando celebraron el referendo de secesión unilateral que derivo en una proclamación fallida de independencia.
El principal miedo en esta ocasión no es el resultado electoral de cada formación sino si será posible la celebración misma de la jornada electoral. Todo indica que sí, que se podrán llevar a cabo, pero a tan solo unas horas de la apertura de las votaciones todavía persisten las incertidumbres de si se podrán constituir todas las mesas electorales para llevar a cabo la votación. Es decir, si se podrán erigir los más de dos mil 750 puntos de votación para que acudan a votar los ciudadanos. El principal miedo es precisamente el temor que recorre el mundo: el de ser contagiado por el virus del Covid-19, dado que en Cataluña y en el resto del Estado español el grado de contagio es de alto riesgo -por encima de los 500 casos por cada cien mil habitantes-.
El objetivo de las autoridades electorales, según reconoció el gobierno catalán en una comparecencia de los responsables de la Consejería de Interior, es constituir dos mil 763 colegios electorales y nueve mil 139 mesas, para lo que será necesario movilizar a 82 mil 251 ciudadanos que tendrán que fungir como presidentes, vocales y suplentes.
Precisamente esa número masivo de ciudadanos es el principal enigma, ya que se prevé que una buena parte se nieguen a acudar las mesas alegando riesgos de contagio. De ahí la incertidumbre latente a sólo unas horas antes del inicio de la jornada electoral, que ni siquiera se ha podido mitigar con el alto porcentaje de ciudadanos que prefirieron el voto por correo, algo más de 284 mil personas.
Bernat Solé, consejero de Interior, incluso confirmó que finalmente durante la última hora de las votaciones -es decir, entre las siete y la ocho de la noche-, se reservará para que puedan votas los ciudadanos confinados por haber dado positivo en Covid-19, para lo que se distribuiran entre los agentes policiales y funcionarios de casilla que recibirán sus votos una serie de equipos de protección especial para evitar contagios. Un riesgo que al mismo tiempo ha hecho aumentar el temor a acudir a las urnas de los que están llamados a permitir la constitución de las mesas electorales.
