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Ilusiona la iniciativa de Biden para regularizar situación migratoria

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Migrantes con cubrebocas en el puente internacional que une Ciudad Juárez, en México, y El Paso, en Estados Unidos. Foto Ap / Archivo
01 de febrero de 2021 09:43

Ciudad de México. Por casi 32 años, José Domínguez Ordoñez ha tratado de pasar inadvertido para no ser deportado. “Es como vivir entre las sombras, todo el tiempo intentas camuflarte para que no te detecte la migra”, dice.

Llegó solo a Estados Unidos en 1989, tenía entonces 16 años. Hoy es gerente en un restaurante en San Diego, California, y hace seis meses él y su esposa iniciaron el proceso para regularizar su situación migratoria.

Podrían ser de los beneficiados con la iniciativa de ley que ha anunciado el presidente Joe Biden, con la que pretende abrir una vía para regularizar a los casi 11 millones de personas sin documentos en este país. “Es una luz al final del túnel”, dice José, originario de Cuautla, Morelos, en entrevista con La Jornada.

La iniciativa del nuevo mandatario estadunidense forma parte de una serie de propuestas con las que ha dado un giro de 180 grados a las políticas migratorias emprendidas por su antecesor, Donald Trump.

El proyecto de ley permitirá a los millones de migrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos antes del 1 de enero de este año solicitar la ciudadanía, deberán comprobar no tener antecedentes y pagar impuestos. Esto les daría la confianza de no ser deportados y tener autorización legal para trabajar. Los primeros cinco años tendrían un estatus regular temporal y después empezar un trámite de tres años hacia la residencia permanente.

Diversas fuentes apuntan que casi la mitad de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos son mexicanos, 60 por ciento del total ha residido en el país por más de una década y 5 millones trabajan en sectores considerados esenciales (agricultura, construcción y hostelería).

La idea de Biden ha generado enorme expectativa entre los millones de indocumentados, que día a día viven con el temor de ser separados de sus familias y perder el patrimonio que han construido con años de trabajo y esfuerzo.

Para José no fue fácil. Al llegar a Estados Unidos, debido a su edad, tuvo que esperar un año para encontrar un trabajo como lavaplatos en el comedor de la universidad de San Diego, donde la paga era mala y las jornadas extenuantes, pues ahí comían entre 800 y mil personas al día. Un año después, en 1991, gracias a un primo, consiguió empleo en un restaurante privado, en el mismo puesto.

Fue ascendiendo en el escalafón y en 2010 fue nombrado como uno de los gerentes del lugar. “Fueron 19 años de trabajo duro hasta alcanzar ese objetivo. Es algo gratificante porque como indocumentado enfrentas muchos obstáculos. No tienes derecho a equivocarte, ni siquiera puedes pasarte un alto como peatón. Debes portarte lo mejor que se pueda, estar lo menos posible en la calle, salirte del radar. Con Trump fue terrible, por todos lados nos buscaban, incluso podías ser detenido por el color de tu piel para que revisaran tu estatus. Sin documentos se vive con temor”.

El anuncio de Biden ilusiona a José y a su familia, tiene dos hijos de su primer matrimonio, de 26 y 17 años, y una pequeña de dos de edad con su actual esposa, también de Morelos.

“Nos da esperanza, no es fácil legalizar un estatus aquí. Si la iniciativa pasa, beneficiará a muchos, nos abriría las puertas. Aportamos a este país pese a ser irregulares, pagamos impuestos, compramos cosas y a cada envío de remesas nos cobran una comisión”, afirma.

Sin embargo, especialistas auguran que no será fácil el proceso de aprobación de la iniciativa de Biden por parte del Congreso.

Daniella Burgi Palomino, codirectora del Grupo de Trabajo sobre Asuntos Latinoamericanos, una organización civil estadunidense enfocada en migración, indicó que los anuncios del político demócrata en la materia son los primeros pasos, pero el proceso para cristalizarlos será complejo, en especial la reforma migratoria para la regularización.

“No sabemos cómo va a resultar esta propuesta. Reconocemos que los anuncios del presidente son positivos, pero las vidas de las personas en las comunidades migrantes y solicitantes de asilo en frontera, no cambiarán de la noche a la mañana. Estas comunidades han esperado por años una reforma migratoria. Hay mucho por hacer para que esta propuesta se vuelva una realidad. Hay posibilidades para que el Congreso lo apruebe, pero no podemos descartar que las cosas puedan complicarse”, enfatiza la especialista.

Y es que desde 1986, cuando en entonces presidente Ronald Reagan, firmó una ley que regularizó a tres millones de personas indocumentadas, las iniciativas en materia migratoria se han visto congeladas. Los presidentes George W. Bush y Barack Obama plantearon al Legislativo propuestas en ese sentido, y los debates en el Congreso no avanzaron.

“Las organizaciones pro migrantes lucharemos para presionar a los congresistas. Es una propuesta fuerte, muy necesaria y con muchos elementos positivos. No sólo debemos revertir las políticas de Trump, debemos avanzar, necesitamos una política migratoria más humana. Esperemos que los congresistas vean la oportunidad de restaurar nuestra imagen como país, del cual los migrantes son parte fundamental”, subraya Burgi Palomino.

David Miranda, migrante activista de la organización binacional Fuerza Migrante, confía en que el presidente Biden envíe pronto su iniciativa al Congreso.

“Estamos con la expectativa, pero no muy ilusionados. No quiero ser pesimista, la negociación viene fuerte. Las organizaciones, activistas y líderes comunitarios tendremos que presionar para que la nueva administración cumpla su palabra y envíe la iniciativa en sus primeros cien días de gobierno; y también a los congresistas, para que aprueben una ley migratoria justa, humana e incluyente”, apunta Miranda.

Resalta que el gobierno de Barack Obama –donde Biden era vicepresidente— ha sido el que más migrantes indocumentados ha deportado, casi 3 millones de personas, históricamente la cifra más alta.

Juan Manuel Nájera, de 46 años de edad y oriundo de Bermejillo, un pueblo situado en el municipio Mapimí, en Durango, desde hace diez años trabaja en el sector de la construcción en North Richland Hills, Texas.

Confía que la iniciativa de Biden sea aprobada y pueda beneficiarle, para quedarse definitivamente en territorio estadunidense. Y es que para evitar ser detectado por los agentes migratorios, ocasionalmente regresa a México y se queda varios meses, para posteriormente entrar una vez más a Estados Unidos como turista.

De acuerdo a reportes oficiales estadunidenses, se calcula que cuatro de cada diez migrantes irregulares entraron a Estados Unidos como como empleados calificados temporales o turistas, pero se han quedado definitivamente.

“Me da esperanza el proyecto del presidente Biden, esperemos se cristalice y podamos ser favorecidos con ese programa. Con un arreglo legal estaríamos mejor. Hasta ahora acá andamos con mucho tiento, cuidamos no caer en ningún error, por mínimo que sea, para evitar conflictos con la policía, porque puede ser motivo de deportación”, apunta Juan Manuel.

Cuatro veces al mes, y en ocasiones más, envía remesas para su familia en México. Detalla que por cada mil dólares o menos, la comisión de las empresas es de diez dólares; y si la cantidad es mayor, la comisión también crece. “Dejamos mucho dinero a este país, producto de nuestro trabajo, que no es reconocido”.

David Mirada –quien tiene regularizada su condición migratoria— lo sintetiza: “Los migrantes aportamos billones de dólares a la economía estadunidense, inclusive los irregulares. Salimos a comer a restaurantes, compramos coches, pagamos rentas e impuestos. Somos iguales a la hora de pagar, pero eso no se traduce en igualdad de condiciones. A muchos no se les da el crédito que deberían. Pero también le corresponde al gobierno mexicano, pues sin nuestras remesas México se derrumbaría. Es un problema binacional y confiamos en que también de aquel lado haya iniciativas que nos consideren y beneficien”.

 

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