A 50 años de su creación, el modelo educativo del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha demostrado su pertinencia e impone su cabal vigencia.
“Aprender a aprender. Esta es, sin lugar a dudas, la gran contribución de este sistema educativo”, expresó ayer el secretario secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, en una sesión solemne del Consejo Técnico del CCH organizada para conmemorar medio siglo de existencia de la institución.
En la ceremonia realizada de manera virtual por la mañana, Lomelí Vanegas señaló que hoy se revela como más necesario que nunca lograr lo que el Colegio se proponía hace 50 años: “que el estudiante sea sujeto de su propio proceso de aprendizaje, que los profesores seamos tutores, facilitadores, que les enseñemos algo que debe mantenerse a lo largo de toda la vida, aprender a aprender”.
Fundado a propuesta del entonces rector Pablo González Casanova, la aprobación de la Creación del CCH se dio por unanimidad el 26 de enero de 1971, en una sesión ordinaria del Consejo Universitario.
El 12 de abril de 1971, los planteles Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo abrieron sus puertas para recibir a 15 mil 59 estudiantes de primer ingreso. Hoy, con los planteles Oriente y Sur, el CCH tiene cinco sedes y más de 60 mil alumnos.
Por la tarde, en una otra sesión de celebración virtual, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, egresada del CCH, expresó que su paso por el Colegio le cambió la vida. Ahí, dijo, se encontró con el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de 1986. “Mis inspiraciones transformadoras nacieron en el CCH Sur, por su proyecto educativo y su libertad, pero también por el momento político que vivimos”.
Georgina Araceli Torres Vargas, directora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, también ex alumna del CCH, dijo que su paso por el Colegio significó “una creación de conciencia de clase muy fuerte. Los profesores nos inculcaban la crítica sobre nuestra situación de vida y lo que se vivía en el país”.
José Nabor Cruz Marcelo, secretario Ejecutivo del Coneval, un egresado más del CCH, recordó que en el Colegio aprendió el aprendizaje crítico que lo marcó para el resto de su vida universitaria. “Ya no era solamente hacer una lectura de un libro, sino que nos pedían hacer un análisis de él. Cuando ingresó al CCH tenía muchas expectativas positivas, y claramente fueron cumplidas”.