Ciudad de México. Este 2021 se conmemora el 30 aniversario luctuoso de la bailarina y coreógrafa estadunidense Martha Graham, considerada la madre de la danza moderna, artífice de una técnica estudiada en el mundo y creadora de emblemáticas coreografías, como Ektasis, Chronicle, Deep Song, Cave of the Heart, Diversion of Angels y Consagración de la primavera, entre otras.
Su capacidad de experimentación le abrió nuevos caminos creativos. La Técnica Graham está basada en un profundo conocimiento del cuerpo humano, que huye del baile decorativo para adentrase en la expresión pura de las emociones.
La genialidad de la coreógrafa, fallecida el primero de abril de 1991, se puede constatar en sus piezas, que revelan la perfección y el control exhaustivo del cuerpo en todas sus posibilidades.
Los críticos consideran que Graham y su técnica dieron al espectador nuevos ojos para comprender el existencialismo, los problemas de la mujer, la guerra, el progreso y el dolor inherente a la existencia.
También aseguran que la influencia de Martha Graham en el arte escénico es equiparable a la que tuvo Pablo Picasso en las artes plásticas o Stravinski en la música.
La coreógrafa y bailarina fue pionera de la creación, el arte y la libertad. Ideó un método denominado por ella misma contracción y relajación. Con movimientos curvos y ensimismados del torso expresaba una parte esencial del ser humano, que había estado olvidada: el dolor.
Todo el abanico de sentimientos quedaba representado en su danza: odio, amargura o éxtasis eran transmitidos con un solo gesto. Graham se concentró en el torso como fuente de vida, como motor. Su método tuvo influencia en grandes figuras de la danza, como Nureyev o Baryshnikov.
La bailarina decía que los brazos y las piernas pueden ser empleados para manipulaciones o traslados, la cabeza para decisiones y juicios. Pero todo, cada emoción, se hace visible primero en el torso. El corazón late y el pulmón se llena, allí está el aire y con él la vida
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Graham nació en Pittsburgh en 1894, bailó desde niña e inició sus estudios en 1915, en la escuela de danza Denishaw de Los Ángeles, fundada por Ruth St. Denis y Ted Shawn, quienes influyeron en ella.
En 1926 fundó la Compañía de Danza Martha Graham y empezó a preparar sus coreografías, destinadas a marcar la historia de la danza. Desarrolló diversas técnicas con las que formó a jóvenes bailarines, que incluían trabajos de tensión y relajación, así como de armonización de movimiento y respiración.
En sus creaciones, contó con la colaboración de destacados compositores estadunidenses, entre ellos William Schuman, Aaron Copland y Louis Horst, quien fue su director musical y socio gran parte de su carrera.
Sobre sus coreografías, los críticos consideran que sus trabajos de los años 20 y 30 pusieron de manifiesto su actitud contra la injusticia social, en las que figura Revuelta, 1927; Inmigrant, 1928; Cuatro insinceridades, 1929, y Lamentation, 1930.
Graham reflejó su interés en la tradición india y de Estados Unidos a través de las coreografías Primitive Misterys, Frenetic Rhytms, American Provincials y Frontier. Este último trabajo, de siete minutos de duración, mucho más dramatizado, en el que evocaba la aventura de una campesina en el tiempo de los pioneros.
Dedicó Deep Song (1937) al sufrimiento de las mujeres en la guerra civil española; ese mismo año creó la coreografía American Document, historia condensada de Estados Unidos que representó en la Casa Blanca ante el presidente Franklin D. Roosevelt.
De su compañía han surgido algunas de las grandes figuras del ballet contemporáneo, como Merce Cunningham, Anna Sokolow, Erick Hawkins, Pearl Lang, Elisa Monte y Jacquelyn Buglisi.
La compañía Martha Graham se distingue desde sus inicios por su espíritu creativo y su capacidad de experimentación, por lo que es una de las más influyentes entre las nuevas generaciones de artistas.