Santiago. Cumpliendo pésimos pronósticos y haciendo prevalecer sus diferencias por sobre un proyecto común de nueva constitución para Chile, la centroizquierda confirmó su división sistémica al inscribir múltiples listas de alcance nacional para la elección de delegados constituyentes en abril próximo, más otras varias de independientes, un escenario electoral del todo propicio para la minoría derechista.
Crecen así, de acuerdo a los analistas, los malos augurios respecto de las posibilidades de que la centroizquierda alcance los dos tercios (104) de los 155 delegados convencionales, para así depender de sus propias fuerzas y aprobar el articulado de la nueva constitución.
La derecha inscribió una lista única de aspirantes a constituyentes, incluidos 12 del pinochetista y cuasi fascista Partido Republicano, lo cual evitará que su voto se disperse, al punto que con 35 por ciento del sufragio podría obtener más de un 45 por ciento de los escaños, para una sustantiva sobrerrepresentación.
La oposición va con dos grandes listas - las coaliciones "Unidad Constituyente-Nuevo Trato" versus "Chile Digno-Frente Amplio"-, expresiones , la primera, de la "vieja centroizquierda concertacionista", desafiada por una errática, volátil y crítica "nueva izquierda" aliada al Partido Comunista, la segunda; y en otras tres menores (Partido Humanista, Partido Ecologista Verde y Unión Patriótica); además tres de movimientos sociales (Independientes No Neutrales, Territorio Constituyente y Lista del Pueblo); y cientos de candidaturas unipersonales.
Axel Callís, experto electoral de la firma TuInfluyes.com, dice que para no quedar sobrerrepresentada, la derecha tendría que hundirse electoralmente a partir de "un fenómeno que nunca se ha dado que es una participación gigante y que hubiera una lista que concentre muchos más votos que otra. Pero cuatro o cinco listas de oposición con cifras parecidas, ese es el mejor escenario para la derecha".
Preguntado acerca de cómo la centroizquierda acepta un escenario de fracaso, dice que "la causa es la de toda la crisis, que es la falta de representación que tienen los partidos respecto de los intereses ciudadanos. Las personas quieren un cambio constitucional profundo y a algunos partidos les interesa una agenda de corto plazo, con objetivos que tienen que ver con su sobrevivencia y la de ciertas dirigencias, intereses mezquinos y de corto alcance por sobre la labor patriótica que es terminar con la constitución de Pinochet. Eso desnuda la esencia de la brecha que existe entre los partidos y la ciudadanía".
Callís dice que será el más grave error histórico y la peor farra de la centro izquierda chilena.
"Es tan evidente la falta de representación de la centroizquierda que los independientes han surgido como los salvadores de este proceso, su promesa es que son representativos, pero esa explosión de independientes agudiza más la crisis de resultados matemáticos".
Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca, dice que la división de la centro izquierda es una expresión tanto de diferencias político/ideológicas como de intereses sectarios.
"Toda la oposición en una lista era un objetivo inviable. Son muchos partidos y escasos los cupos. Lo viable era competir en dos listas para que todos los partidos relevantes tuviesen un candidato por distrito. Pero también está la cuestión programática, las posturas y el trato entre partidos es irreconciliable. Será muy difícil conciliar acuerdos programáticos en torno a los contenidos de la nueva constitución desde la democracia cristiana hacia la izquierda".
Lo que probablemente ocurra, proyecta, es que la nueva constitución será redactada en clave de los 90s: los dos tercios necesarios para producir acuerdos, serán logrados por la derecha y parte importante de la antigua concertación, quedando excluida la izquierda radical o bien porque esta se auto margine.
"No coincido con el que el desafío de la derecha es conseguir un tercio, en realidad es para la izquierda conseguirlo (el Frente Amplio, el Partido Comunista, los ecologistas y los humanistas), para que sean incluidos en el proceso de redacción, porque lo más probable es que la nueva constitución sea escrita por los más moderados", vaticina.