Sin embargo, usuarios del STC Metro saturaron otros medios de transporte y en algunos puntos se registran aglomeraciones. 

“Súbale, súbale, a caballo Zaragoza”, se escuchan los gritos de los despachadores para apresurar a la gente en la ruta uno en el paradero de Chapultepec, donde el flujo de personas no se detiene. Uno de ellos, Jesús Rodríguez, explicó que desde temprano se saturó el servicio y unidades de otras rutas como la de Valle Dorado, en el estado de México, de la empresa Simesa, están apoyando  en el derrotero que va hacia Pantitlán y al Metro Zaragoza.

En el sitio no hay otra plática que la del incendio en el puesto central de Control en el complejo Delicias del Metro en el Centro Histórico y las versiones que han escuchado del siniestro. “Que cayó en sábado, que hay poca gente, pero si tardan, esto el lunes va hacer un desmadre”, comentan.

En el mismo lugar, dos camionetas de la policía capitalina habilitaron una ruta exprés de Chapultepec hasta el Metro Pino Suárez, en las que hasta ancianos aprovechan el aventón. “Oiga, pero yo voy hasta La Merced”, comenta una mujer.

“De ahí le camina, madre”, le responde un oficial, al tiempo que le rocía un sanitizante antes de ayudarla a subir en la parte trasera de la camioneta.

Sorprendidos por el cierre y sin nadie que informe sobre la suspensión del servicio, en los accesos de estaciones como Insurgentes la gente opta por esperar un rato y después se retira. La alternativa es el Metrobus, que luce atiborrado como en los tiempos sin pandemia de Covid-19, donde las unidades salen repletas.

El ajetreo es aún peor en las líneas del Metro que sí están servicio como la línea 9, que va de Pantitlán a Tacubaya, pues no sólo deben soportar los apretujones, sino el lento recorrido. “Vengo desde Texcoco y me subí en Pantitlán, pero es un relajo.  El Metro se va parando y de una estación a otra en algunas se hace hasta 15 minutos”, contó Julián a su salida de la estación Chilpancingo.