Ciudad de México. Es “erróneo” pausar el ciclo de bajas en la tasa de referencia del Banco de México y “perder así la oportunidad de instrumentar una postura monetaria más acomodaticia, congruente con la crisis económica que enfrentamos y los espacios que nos brinda el panorama inflacionario; (…) no pondera adecuadamente la dimensión de la crisis actual”, lanzó el subgobernador Jonathan Heath en la última reunión de política monetaria.
De acuerdo con la minuta de la reunión, muestra que el pasado 17 de diciembre —cuando se mantuvo en 4.25 por ciento la tasa de referencia—, los subgobernadores Jonathan Heath y Gerardo Esquivel votaron porque ésta fuera reducida a 4 por ciento. Sin embargo, “la mayoría coincidió en que la decisión de mantener sin cambios la tasa de referencia constituye una pausa que brinda el espacio necesario para confirmar una trayectoria convergente de la inflación a la meta”.
Esquivel argumentó que “la holgura de la economía, la fuerte apreciación cambiaria, la reducción en el riesgo-país y los pronósticos de precios de los energéticos -no se prevén presiones inflacionarias en el corto plazo-” lo permiten y dijo que el incremento en la inflación subyacente —la menos propensa a variar— se atribuye a las características del confinamiento en el primer semestre del año pasado.
Todos los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México resaltaron que, después de la recuperación en el tercer trimestre, la actividad económica en México continuó mejorando a inicios del cuarto y la demanda externa ha mostrado mayor dinamismo.
Sin embargo, la mayoría indicó que la actividad permanece por debajo de los niveles previos a la pandemia, que el ritmo de recuperación se ha moderado, que los sectores productivos se recuperan a distinto ritmo y que el consumo y la inversión siguen débiles.
“La recuperación económica será gradual y prolongada”, concluyeron los integrantes del organismo. Uno de ellos, puntualizó que aún con la existencia de la vacuna no se eliminan los riesgos de una recuperación de varios años, dado que una parte de la población no comenzará a ser inmunizada sino hasta mediados del 2021, lo que afectará la actividad económica.
La preocupación entre algunas voces y votos en el Banco de México es el crecimiento potencial de largo plazo. Uno de ellos argumentó que este se verá afectado por la evolución de la inversión y la productividad total de los factores previa a la pandemia. Para el periodo 2021-2030, la mediana de los analistas encuestados por el Banco de México prevé que la economía crezca entre 1.9 y 2 por ciento, añadió.
En la reunión se reiteró el riesgo de los incrementos salariales anunciados por el gobierno federal. De nueva cuenta, como se ha hecho en los últimos dos años, se advirtieron los riesgos inflacionarios. Uno de los integrantes del Banco de México explicó que si bien la inflación subyacente aún permanece relativamente alta, refleja la dinámica de precios de la fase más aguda de la pandemia.
La deuda de Petróleos Mexicanos y la necesidad de apoyos adicionales que afecten a las finanzas públicas también fueron abordados en la reunión como preocupaciones para los integrantes del Banco de México, lo mismo que la evolución del financiamiento.
“Las líneas de crédito ofrecidas por la banca se han reducido, por lo que no pueden minimizarse los factores de oferta que están contribuyendo a mantener deprimido el crédito”, se advirtió.