Kenosha, EU. Los policías involucrados en los disparos que hirieron gravemente al afroestadunidense Jacob Blake en agosto en Kenosha no serán procesados, anunció este martes Michael Graveley, fiscal a cargo del caso, que reavivó la ira antirracista en Estados Unidos.
“Ningún agente de Kenosha será acusado. Basándonos en los hechos y la ley, hemos decidido que no se presentarán cargos”, dijo en una conferencia de prensa.
Anticipándose a este anuncio, el consejo municipal declaró el estado de emergencia en esta ciudad de 100 mil habitantes en el estado de Wisconsin. También, 500 miembros de la Guardia Nacional están preparados para ser desplegados en caso de que estalle la violencia.
Blake, de 29 años, fue baleado el 23 de agosto mientras sus tres hijos lo observaban cuando intentaba entrar en su automóvil. Gravemente herido, perdió el uso de sus piernas.
La escena fue filmada por un testigo y los agentes involucrados fueron suspendidos de sus funciones.
El caso provocó tres noches de disturbios en Kenosha, que culminaron el 25 de agosto cuando un joven de 17 años disparó un rifle semiautomático contra tres manifestantes, matando a dos.
Su arresto al día siguiente trajo una precaria calma a la ciudad. El joven, Kyle Rittenhouse, fue posteriormente puesto en libertad bajo fianza de dos millones de dólares. El martes se declaró inocente.
El caso provocó una fuerte movilización en el mundo del deporte y en la escena política. Incluso los entonces candidatos presidenciales, Donald Trump y Joe Biden, fueron allí.
El país ha sido testigo de un movimiento histórico de protesta contra el racismo y la violencia policial desde la muerte de George Floyd, un afroamericano asfixiado por un policía blanco el 25 de mayo en Minneapolis.